lunes, 19 de noviembre de 2018

UN AÑO MÁS NO FALTO A MI CITA CONTIGO



Un año más y lejos del, para mí, excesivo "ruido" de los cumpleaños, te quiero dejar mi pequeño regalo de cumpleaños.
Ese que intento hacer, cada año, con el mayor cariño del mundo, con los recuerdos de tu vida.
Ojalá cuando seas mayor te emociones viéndolos como yo lo hago cuando te voy viendo crecer.
Te quiero mucho mi Princesa.

jueves, 25 de octubre de 2018

LA 129ª EN LA NOCTURNA DE BILBAO

En 2012 acudí a Bilbao a correr su maratón nocturna y cuando acabé dije que, a esa distancia, y con ese horario, no volvería ni aunque me regalaran la inscripción.
Seis años después regresaba a la capital vizcaína pero a participar en la distancia de media maratón, "la mía"...aunque últimamente me ha dado algún que otro "problemilla".
De aquella edición han cambiado algunas cosas, entre ellas, el horario de salida.
Ahora se sale dos horas antes que en aquella ocasión (a las siete de la tarde) y eso, salir un poquito de día, se agradece.
Al ser un horario tan "raro", los bioritmos del cuerpo van un poco a su aire y uno no sabe muy bien cómo y cuando comer y descansar.
Sobre las cuatro de la tarde acababa de comer y me pude tumbar a descansar un rato en el hotel hasta las cinco y media.
Me cambié y de ahí, con un poquito de estrés, porque ya habían cerrado el servicio del tranvía, me dirijo, vía metro, hacia el lugar de salida de la prueba, en los exteriores del espectacular estadio de San Mamés, donde el ambiente es realmente espectacular.
Hay que reconocer que, han sabido dar con la "tecla" para atraer a muchísimos corredores y conseguir, en esta edición, batir récords con más 12000 participantes entre las tres pruebas.
Nada más llegar, tengo la fortuna de poder reencontrarme con Chema, darle un abrazo y poderle entregar un ejemplar del último libro que he editado, en el que he recopilado la historia de los 25 primeros años de nuestro medio maratón del que él fue protagonista y vencedor en 2014.
En cuanto me pongo de "corto", me dirijo ya, hacia mi cajón de salida, que es el segundo.
El cielo está muy encapotado pero la temperatura está en 20º y la sensación de humedad es muy alta (hasta un 95%).
Estas condiciones meteorológicas unidas a los nervios previos y el tiempo que pasamos metidos en los cajones de salida, "culo con culo", hacen que la sensación de sofoco y agobio sea todavía mayor.
Siete de la tarde, con música en directo, llamaradas de fuego a ambos lados y una colección de fuegos artificiales arrancamos la nocturna de Bilbao.
Los primeros metros de la prueba rodean todo el estadio de San Mamés y nos dirigen hacia la Gran Vía.
El ambiente de la salida, tanto el formado por corredores como por público a ambos lados de las calles es, sencillamente, espectacular.
Tanto es así, que mi paso por el kilómetro 1 es en 3'52"...y, a pesar de eso, no consigo llegar a la altura del guía de la 1h30'.
Giramos toda la Plaza Moyua para dirigirnos hacia la impactante torre de Iberdrola.
Paso por el "2" en 4' 05" y no hay manera de engancharme al grupo...algo falla.
Decido ir a "mi bola" , no obsesionarme con el "globo" y buscar los ritmos en los que pueda ir más cómodo.
No me encuentro mal, pero, el "lastre mental" que sufro desde la malísima experiencia de Barbastro de hace 20 días me hace ser bastante prudente y desconfiado.
Si miramos el perfil de la prueba vemos que hay un desnivel de tan sólo 15 metros, pero luego, hay que testarlo sobre el asfalto, y, puedo dar fe que llana, lo que se dice llana, no es para nada.
Iniciando la Avenida Lehendakari Aguirre llega el kilómetro 5 (20'45"), primer avituallamiento y he de espabilarme para no quedarme sin botellín de agua, dado que, todavía vamos muchos corredores en el grupo y los voluntarios, por momentos, no dan abasto.
Primer giro de 180º a la altura del polideportivo San Ignacio y volvemos bordeando el parque Sarriko en dirección, por la Avenida Madariaga hacia el kilómetro ocho de carrera.
Pasamos por el Ayuntamiento y cruzamos el puente de Deusto antes del desvío, en el "9" de la prueba de 10 kilómetros.
Una vez desviados, el resto nos vamos hacia el parque de Doña Casilda en busca del ecuador de la prueba.
Nuevo avituallamiento líquido (este ya con menos agobios) y paso por el kilómetro 10 (42'50").
Mis tiempos intermedios no superan los 4'25" lo cual, no está nada mal, aunque siento que mis piernas no van a estar para muchas "alegrías" más.
Ahora pasamos por el Palacio Euskalduna, donde por la mañana recogíamos el dorsal y nos dirigimos de manera paralela al Guggenheim.
Se escucha el bullicio, los speakers y la música a "todo trapo" de la zona de meta y casi dan ganas de pararse ya allí.
Poco a poco nos alejamos hacia el casco viejo donde tras un nuevo giro de 180º pasado el puente del Arenal regresamos por la avenida Campo Volantín , en un callejeo de ida y vuelta que va a resultar, mentalmente, bastante tedioso.
Hasta el kilómetro 13 he ido bastante bien, pasando este último con un tiempo global de 55'53", pero es, a partir del 14 cuando comienzan a complicarse las cosas.
Me había hecho un cálculo mental dividiendo la prueba en tres partes de siete kilómetros, para ver mi "evolución" o "involución".
El primer "siete mil" lo había hecho en 29'38", el segundo en 30'54"...
En mi cabeza estaba la idea de que si conseguía mantener los ritmos medios podría rondar la 1h 31'/32' que para cómo estoy últimamente, sería para darme por más que satisfecho, pero...
Siento que poco a poco mi ritmo va decreciendo y que mis piernas no pueden avanzar con la misma celeridad de unos kilómetros antes.
Al llegar al kilómetro 15, a la altura del puente de la Salve, me tomo una de las nuevas barritas que los amigos de Biofrutal (Susana y Marcos) han comercializado y que son de una excelente toma y digestión.
Esta "toma" ha sido más psicológica que física ya que,como se suele decir...."los milagros a Lourdes".
Por un momento, me vienen a la mente los "fantasmas" de la media de Barbastro y un "no fuerces" que me hacen aflojar el ritmo para sufrir lo menos posible y acabar la prueba en buenas condiciones.
Esos cinco kilómetros de ida y vuelta por toda la avenida Campo Volantín se me están atragantando y los ritmos medios por kilómetro se están yendo por encima de los 4'35", aunque ahora mismo es lo que menos me preocupa.
Ahora me fijo en l@s corredores de maratón y pensar que les queda dar otra vuelta de veintiún kilómetros, casi en soledad (puesto que la participación en la prueba reina es la más inferior), y con mucha merma del público asistente, es realmente descorazonador...y en estos momentos, no les envidio para nada.
Como decía al principio, lo viví hace seis años y en un horario todavía más tardío y la verdad es que no me quedaron ganas de repetir, ahí, en esa distancia.
Además, soy consciente de que, actualmente no estoy preparado ni física ni mentalmente para hacer esa distancia de una manera medio digna...
Espero que vuelva el momento en que encuentre alguna motivación para enfrentarme, de nuevo a esos 42195 metros que tanto me llegaron a ilusionar.
Tras pasar el "19" paso de nuevo por el puente del Arenal para dirigirme ya hacia esos dos mil últimos metros que me lleven hacia la línea de meta.
Escucho por detrás las pisadas de un grupo de corredores y los ánimos que se van dando.
Se trata del guía de la 1h 35' que les conmina para que, los que puedan tiren hacia adelante para bajar de esa marca.
A mí, me sigue sin cuadrar, puesto que yo voy por debajo de ese tiempo y ahora, me veo por detrás de ellos.
Suena el "beep" de mi reloj al llegar al kilómetro 21 y mantengo una esperanza de hacer menos de 1h 33', pero, cual es mi sorpresa al ver que, la pancarta con el punto kilométrico se haya bastante más adelante.
Paso por debajo del puente de la Salve y sé que tras él llega el desvío hacia la línea de meta.
Giro a la derecha y entro ya en la recta final mientras veo que, en mi reloj, pasa de la 1h 34'.
Finalizo mi 129ª media maratón con un tiempo real de 1h 34' 37" aunque con una distancia marcada en mi GPS de más de 300 metros sobre la distancia oficial....algo que fue generalizado en todos los participantes y que podría suponer, quizás, incluso un par de minutos menos en el crono final...qué se le va a hacer.
A pesar de que, la distancia, se me ha vuelto a hacer larga. me siento medianamente satisfecho, ya que, como había dicho antes, tenía miedo de repetir el "pajarón" vivido en Barbastro un par de semanas atrás.
Temor, infundado por otra parte, ya que la situación, ese día, era muy diferente a la que vivo habitualmente en el resto de carreras.
¿Siguiente "objetivo"?...pues la verdad es que no tengo ni idea, lo que surja y me apetezca.
Intentaré, como decía el gran Miguel Induráin, "ir día a día".
"Los que no se mueven, no notan sus cadenas"













miércoles, 10 de octubre de 2018

LA 128ª SUFRIENDO EN CASA.....SIN "GASOLINA" ES IMPOSIBLE

A las cinco y cuarto de la mañana del domingo 30 de septiembre estaba ya, despierto en la cama, con los ojos como platos y los nervios a flor de piel.
Situación esta que se había ido incrementando día tras día a lo largo de la semana.
Eché los pies al suelo,me vestí,  me preparé un café , comí una magdalena (importante este dato para más adelante) y me fui al ordenador a revisar el correo del club para intentar subsanar las penúltimas incidencias.
Habíamos quedado con Richi y Pedro a las seis y media en la zona de salida/meta para ir adelantando el trabajo más "sucio" (ese de "remangarse" y mover vallas, mesas y demás) y que tan bien tenemos controlado en la cabeza.
A partir de ese momento todo se convierte en una "contrarreloj" llena de tensión para intentar, que nada quede "libre" al azar y esté lo más atado y controlado posible.
El desgaste físico y mental es enorme, y esto solo lo sabe y puede entender quien ha tenido alguna vez tareas y responsabilidades así.
Son más de las nueve de la mañana cuando decido "esconderme" tras el roller del Club, en el escenario, para vestirme de "corto" e ir, junto a Ana Isabel Alonso a buscar a "Chuso" García Bragado al hotel.
Casi nada los dos nombres que acabo de escribir.....unos "chavales" con tan "sólo" diez juegos olímpicos en sus piernas y multitud de récords y medallas nacionales e internacionales en su haber.
Para dejar con la boca abierta a cualquiera que conozca y le guste,sólo un poquito, "esto" del deporte y el atletismo.
Creo...sólo creo (porque ya me he acostumbrado a tener que "hilar" siempre muy fino por la piel tan "sensible" de mucha gente), que seguir contando en nuestra humilde carrera con atletas tan ilustres y con un palmares tan excepcional como los de Ana Isabel y Chuso debiera ser motivo más que suficiente para "sacar pecho" orgullosos.
Lástima que, en muchas ocasiones se siga "palmeando" lo de afuera (aunque sean descarados negocios) antes que echar una mano a lo de casa.....c'est la vie.
Yendo hacia el hotel nos encontramos con  Emilio Saez, corredor descalcista de Castellón al que invité a que conociera nuestra tierra y que tanto llamó la atención del resto de participantes y niñ@s por su peculiaridad de correr descalzo.
Cuando recogemos a Chuso aprovecho dos minutos para ir al baño, lavarme la cara y beber un poco de agua (del grifo) y de ahí, regresamos a la zona de salida.
Parece que todo está controlado y el ambiente que se vive en la zona de salida/meta es extraordinario.
Tras la tradicional foto con los compañeros del Club me dirijo hacia el arco de salida.
En estos momentos imagino que, fruto de la tensión que llevo, me encuentro activo, fuerte, con ganas de arrancar a correr y es, esa adrenalina que tengo, la que me impide ser consciente de mi verdadera realidad.
A las diez en punto se da el pistoletazo de salida a la 26ª edición del Medio Maratón Ruta Vino del Somontano con un ambiente excepcional (al final han sido 605 inscritos, 147 más que en la edición anterior y casi 400 más que hace dos ediciones....no digo más, son los números).
La salida, como siempre, en bajada, con las piernas "frescas" y los ánimos del público, pues eso....que se vuela sin talento alguno.
Al llegar a Corona de Aragón, aflojo un poco y me pongo a la vera de Ana Isabel, hasta llegar al Paseo del Coso (km 1, por debajo de 4'25") y disfrutar unos metros de la compañía de mi Pauli.
Subiendo ya por la Avenida de Navarra me veo con fuerzas y tiro hacia adelante (craso error) y encaro la bajada del Silo hacia el puente de Santa Fé donde está ubicado el segundo kilómetro.
Nada más salir a la carretera comarcal comenzamos a cruzarnos a los primeros clasificados de la prueba de 5 kilómetros (este año vienen muy rápidos).
Miro hacia atrás para esperar a "Chuso" que ha tenido el detalle de ser nuestro práctico de 1h 30' y me "engacho" a él para intentar aguantar lo máximo que pueda.
Una oportunidad así, para un "popular"como yo, no se puede dejar pasar.
Voy medio alegre e incluso me "atrevo" a ir hablando y explicando detalles del entorno y de la carrera con el grupo que se ha formado alrededor del campeón del mundo.
Pero, poco antes de llegar al avituallamiento del kilómetro cinco, el que denominamos "cruce de las bodegas", siento que no puedo aguantar ese ritmo y me voy descolgando.
Cojo botellín de agua y siento la necesidad de beber bastante agua....malo..
El cuerpo es muy sabio y me está "avisando" ya, de que algo por dentro no está como debiera.
Durante los kilómetros siguientes intento unirme a algún corredor/a que llega a mi altura, algo que me está resultando casi imposible.
Inicio la subida de entrada a Castillazuelo y vuelvo a coger agua para beber y echarme sobre la cabeza.
Hace mucho calor, estoy empapado y me temo que me estoy quedando, ya, vacío.
Ya en dirección a Pozán de Vero nos cruzamos a la cabeza de carrera.
Hacía años que no veía a cuatro atletas en cabeza agrupados y a un ritmo tan elevado, eso mola.
Me alcanza Enrique con el globo de 1h 35'....pero sólo puedo seguirle con la mirada.
Paso por Pozán intentando recuperar un poco de oxígeno y esperanzado de que la vuelta, siendo en terreno más favorable, cambie el signo que esta carrera está teniendo para mí este año.
El avituallamiento a la salida está genial...
Muchísimo ambiente, música, agua y naranjas para refrescar.
Cojo una, aminoro el ritmo, y me la como entera....esta detalle no indica nada bueno.
Menos mal del permanente cruce con corredores que tengo ahora, porque sino, los casi tres kilómetros que hay desde Pozán de Vero hasta Castillazuelo se me iban a hacer larguísimos.
Entro a "Casti" por la zona de los frontones, siendo adelantado sin remisión por una corredora que kilómetros antes había pasado con mucha solvencia.
Trato de pasar lo más "digno" posible por el, muy animado y cariñoso, avituallamiento de la Plaza Mayor, donde las amigas de mi hija me vuelven a dar el agua.
Salgo hacia la zona de la báscula (kilómetro 14) y ahí si que estoy empezando a sentir cosas que nunca había vivido en una media maratón.
Me encuentro totalmente vacío...sin fuerzas...un "pajarón" en toda regla y todavía me quedan....¡¡SIETE KILÓMETROS!!.
Me intento marcar pequeños objetivos...el primero, alcanzar el siguiente avituallamiento.
Llego, vuelvo a coger agua y "engullo" la mitad y la otra me la hecho por la cabeza...
Mis piernas cada vez responden menos y mi cabeza no encuentra manera de buscar soluciones.
Lo "bueno-malo" de esta carrera es que, aquí te conoce "todo" el mundo y si vas bien, genial pero sino....uno no sabe cómo intentar pasar desapercibido y sufrir en "soledad".
Me van adelantando corredores locales y forasteros que me conocen, me animan, pero a los que apenas puedo responder para decirles que continúen porque no puedo ni con mi alma.
Llega a mi altura Pablo con la banderola de 1h 40', me ofrece su botellín de agua que cojo como si fuera un salvavidas.
Frena para que me una a él, agradezco el gesto pero le digo que no...él tiene que cumplir con lo que marca el globo y no debe esperarme.
Sigo mi lenta agonía en dirección a Barbastro...
Mis piernas se han quedado definitivamente en la reserva....
Aquí debo volver al comienzo de esta crónica en la que trataba de destacar el dato de que:
"A las cinco y cuarto (.....), eché los pies al suelo, me preparé un café y comí una magdalena...."
Pues eso, con ese combustible tomado hacía más de cinco horas y con toda la tensión, nervios y
trabajo físico que llevaba ese día y en los precedentes, casi era un milagro que pudiera estar ahí corriendo...
Me adelanta el buen amigo José Vicente en su 149ª media maratón, se queda un momento conmigo pero le pido que tire para adelante porque no puedo dar más de mí.
Llegando frente al cruce del camino del "Quemado", está mi compañero de banda, Alejandro con su familia viendo la prueba...
Me anima y me ofrece un botellín de agua fría, que me resulta imposible rehusar y que agradezco enormemente.
La abro y unos metros más adelante vivo una situación que jamás me había pasado en una prueba menor a una maratón y que nunca hubiera deseado que me pasara...y menos, en mi "pueblo".
Mis piernas, mi cuerpo y mi cabeza dicen basta y, aprovechando la sombra de unos árboles, paro a andar unos cien, doscientos metros, mientras aprovecho para beberme de un trago todo el botellín d agua.
Me uno a un corredor de Fraga que instantes antes iba andando también y juntos vamos, casi al trote en busca del desvío que nos lleve hacia el puente de Hierro (Santa Fé).
Me dejo casi caer en la corta bajada que nos lleva hacia el puente y al último avituallamiento en carrera.
Cojo de nuevo agua, justo en el momento en el que oigo, por detrás,  la voz de Ana Isabel que me llama y me dice que me una a ella....
¡Qué más quisiera!
No se me está mal por no haberlo hecho desde el inicio, sabiendo de las limitaciones que tenía, pero....
Llego a la subida del Silo...esa que siempre digo que hay que mantener en esta carrera por la "chispa" que le da al final pero que, en esta ocasión se me presenta como si fuera la ascensión al Anglirú.
Agacho la cabeza, miro al suelo y sufro muchísimo para ir ganándole metros.
Los ánimos taurinos de Chema en la última curva de siempre me hacen sonreír, pero unos metros más adelante, poco antes de pasar bajo el puente de las Capuchinas, debo parar a andar otra vez.
Estoy totalmente fundido.
Respiro hondo y vuelvo a correr....
Inicio ya la bajada por la Avenida de Navarra para llegar al kilómetro 20 de carrera y encarar esos últimos 1100 metros antes de llegar a meta.
Me queda cruzar todo el centro de la ciudad y viene a mi cabeza esa frase que siempre digo a l@s novat@s de la carrera...."hay que llegar digno a Barbastro para que los amigos y familiares te vean bien"....madre mía..."consejos doy...."
Llego a la altura de los "jardinetes" y apenas le puedo hacer una mueca de desagrado al bueno de Eduardo Gramisel que siempre nos viene a ver, añorando tiempos pasados.
Entro al Coso y sigo levantando la mano por inercia a toda esa gente que me anima y me llama por mi nombre.
Mi ritmo es lamentable y el callejeo por mi ciudad me está costando una barbaridad.
Intento recomponerme un poco al llegar al cruce del Cortés, pero al girar a la derecha hacia Corona de Aragón me vuelve a pegar otro bajón que me deja casi sin fuerzas...ahí si que ya me asusto un poco.
Me quedan apenas trescientos metros para meta.
Veo en la esquina antes de iniciar la subida hacia meta a mis padres, y como no quiero preocupar, sonrío y les digo un..."este año voy justito", pero sin dramatizar.
Giro a la izquierda y tal y como empiezo la subida siento cómo, una vez más (y cuando me ha pasado siempre ha sido aquí), se me sube el gemelo derecho...
Correr aquí en "casa" y ser tan popular (no sé si para bien o para mal) hace que escuche, a derecha e izquierda, mi nombre y muchos ánimos.
Quedan los últimos cien metros y aparece mi niña desde el público para llegar un año más junto a mí a la meta.
Sólo por ese momento (no sé cuantos años más se podrá repetir), ha merecido la pena tanto
sufrimiento.
Junto a otro corredor que se ha unido ahí al final, cruzo mi 128ª meta de una media maratón (la 18ª consecutiva en Barbastro) con la tercera peor marca y peores sensaciones de mi vida (1h 43' 53").
Nada más cruzar la línea, Enrique me coge y me lleva hacia la carpa "VIP" que tenemos habilitada tras el escenario para los primeros clasificados y atletas invitados para que me recupere un poco antes de atender a la prensa.
Entro en ella, me derrumbo en la silla empapado y como con avidez hasta tres trozos de sandía que me saben a gloria.
Estoy totalmente deshidratado y agotado.
Tras recomponerme un poco salgo a atender a la prensa, me voy a por una ducha rápida al pabellón y de ahí, a poner la mejor cara para la entrega de premios.
Y ahí viene una de las sorpresas del día, para mí.
Me entero en el mismo momento de la entrega de que he sido ¡¡¡subcampeón de Aragón de Media Maratón de mi categoría M40!!!.... para flipar....increíble.
Increíble porque con esa marca, no la siento ni merecida, increíble porque sólo hemos sido dos, los aragoneses federados de esa categoría que hemos participado , increíble porque jamás en mi vida había subido al podio a recoger un premio así, por méritos propios e increíble porque ya que me la había sufrido y sudado, por lo menos que me la impusiera "Chuso" García Bragado.....para el "baúl de mis recuerdos".
Sé que no es nada, y es totalmente inmerecido pero....para que pasen cosas...hay que estar.
Cierro con bastante desilusión ,en el plano deportivo, esta media maratón esperando que, esto haya sido pasajero y que la/las próximas salgan mejor.
Gracias a Manolo Susín y Montse Horta por las fotos que siempre ceden de manera altruista para todos.
"Lo que hoy no se valora, en un futuro se lamenta".













jueves, 4 de octubre de 2018

MUNDIAL DE MÁLAGA, UN SUEÑO MÁS CUMPLIDO

En diciembre de 2015, cuando acudí a Málaga a correr su maratón, vi, en la feria del corredor, un cartel en el que anunciaba que en 2018, se celebrarían allí los Campeonatos del Mundo de atletismo en categoría veteranos.
Aquello me ilusionó e hizo que al año siguiente me sacara ya la ficha federativa nacional, con el único sueño y objetivo de poder participar en este campeonato.
Entre medias, aproveché y participé en el Campeonato de España de media maratón, en Granollers en 2017 y en el Campeonato de Europa en Alicante, en mayo del 18.
Pero,  me faltaba culminar con este mundial, que teníamos la suerte de que se disputara en nuestro país..
Tras disputar el de Alicante en mayo, y trotando un día por el canal, con mis compañeros de la "vieja guardia", Manolo y Fernando, me quedé "clavado" por culpa de un desgarro en el soleo de la pierna derecha.
Tuve que parar totalmente más de un mes y aquello hizo saltar todas mis "alarmas" de cara a Málaga.
Cuando pude ir recuperando y no sentía molestias, comencé a simultanear bicicleta y carrera a pie de forma gradual para no perder mucho la "forma", incrementando poco a poco conforme se iba acercando el mes de septiembre.
La inscripción estaba hecha, el AVE y el hotel reservado y las ganas intactas, pero cuando uno ve las "orejas al lobo" tan cerca no puede menos que estar un poco acongojado y desconfiado.
Quince días antes de la cita. me inscribí al 10K de Binéfar para ver cómo respondía todo el cuerpo, dándome un poquito de "cera",en una prueba competitiva.
A pesar de esa escasa inactividad del verano y del sinuoso circuito lo completé en 41'16", catorce segundos peor que el año anterior pero con buenas sensaciones y sin molestias, que era lo más importante.
Esos quince días previos a la prueba, y a pesar de turnos y las fiestas locales, que siempre "alteran" los ritmos de vida,  seguí saliendo a correr con regularidad y sólo cruzaba los dedos para que no apareciese, de nuevo, la molestia.
Llegó, por fin, el sábado 15 de septiembre, y desde la estación del AVE de Lérida partí junto a Nuria Sierra y familia hacia tierras malagueñas.
Tras cinco entretenidas horas de viaje, llegamos a la estación María Zambrano.
Nada más pisar "tierra" y salir de la estación sentimos esa sensación de humedad bastante axfisiante que ya nos habían dicho otros compañeros que llevaban allí algún día mas.
Separamos nuestros caminos y yo, me fui hacia el Hotel Ibi que tenía cercano al Estadio de atletismo, lugar de la salida y llegada de la prueba de media maratón.
Cual fue mi sorpresa que, mientras estaba haciendo la recepción en el mismo, me encontré con la récord de España de maratón, Ana Isabel Alonso y su hija Elia, con la que ya había hablado días antes y a la que había "tentado" para venir a nuestro medio maratón el pasado año 2017, y a este del 2018 (esta vez cuajó).
Sabiendo de mi condición física actual y, sobretodo, de mis "miedos" a romperme de nuevo. me ofrecí a que, si quería, la acompañaría en carrera, algo que aceptó de muy buen agrado.
El sábado por la tarde aproveché para ver diversas pruebas en el estadio y descansar un poco.
Domingo 16, seis de la mañana, suena el despertador y bajo a la cafetería a desayunar junta a Ana Isabel y su hija.
He descansado bien y tengo en el estómago una emoción que hacía tiempo que no sentía.
Volver a competir con los colores de la selección española y con la motivación de intentar acompañar a una de las mejores atletas españolas de la historia pues eso...me había insuflado un poco de vida.
La temperatura exterior a las siete de la mañana es excepcional...se puede estar tranquilamente en manga corta y eso, hace presagiar que horas después pasaremos calor.
Una vez cambiados nos dirigimos hacia el estadio donde vamos a coincidir con el resto de expedición de oscenses que vamos a participar en este mundial.(Nuria, Mónica, José Manuel y Marí Angeles).
Se acercan las nueve de la mañana, y corredores de todos los países del mundo nos vamos concentrando tras el arco de salida.
Para un "popular" como yo, resulta emocionante verse ahí metido, nada que ver con otras medias más "al uso".
Esto no es que sea nada excepcional, soy plenamente consciente de que por mis marcas jamás podría haber aspirado a algo así, si la clasificación fuera por tiempos, pero no ha sido el caso y quiero disfrutar y aprovechar de la experiencia.
Hemos hablado con Ana Isabel de intentar salir a ritmo de 4'30"/kilómetro y poco a poco iremos viendo en qué situación de carrera nos encontramos.
El circuito consta de una vuelta de algo más de un kilómetro alrededor del estadio de atletismo y dos largas de unos diez kilómetros.
A las nueve en punto se da la salida, y como ya pasó en Alicante, la gente "vuela" de salida...esto es otro nivel.
Yo, me pongo a la par de Ana y empiezo el "trabajo" de control y marca, que ya he hecho en otras ocasiones.
El paso por el primer kilómetro lo hacemos en 4'22"...
Es demasiado rápido para lo que queríamos ir y por tanto, no nos queda otra que "levantar" el pie.
Ha salido un día radiante, pero muy caluroso y con una humedad tremenda.
Si trotando antes de la salida por las cercanías del estadio ya sudaba y tuve que beber en repetidas ocasiones, no quiero ni pensar en lo pasará más tarde en carrera.
Pasamos el kilómetro cinco en 22'39" , tiempo total.
Yo, en los múltiples giros que hay en la carrera intento ir "escudriñando" cuantas corredoras W55 hay por delante nuestro para saber en qué posición va Ana Isabel.
Localizo, una americana, otra austríaca, una alemana y una francesa.....de momento, que yo haya podido ver ninguna más, por tanto, ella sería, quinta del mundo y primera española de su categoría, no esta mal.
El paso por el kilómetro diez, llegando casi al estadio lo hacemos en 45'56" , un minuto y diecisiete segundos peor que el primer "cinco mil".
Yo, me estoy encontrando bastante cómodo y me anima saber que podría ir más rápido, aunque no tengo el menor interés de hacerlo.
Para mí, para mi "curriculum" personal, tener el lujo de ir con Ana Isabel vale mucho más que cualquier posible marca que intentara "atacar".
Llegamos al quince, (1h 10' 15"), seguimos perdiendo tiempo parcial respecto a kilómetros anteriores pero es que, el calor, está haciendo mucha mella en todos.
Hemos ido adelantando a correrdor@s andando, algunos estirando en los bordillos de la calle, otr@s sentados en la acera buscando alguna sombra...y nosotros "chino, chano", vamos aguantando.
La temperatura no es que sea excesivamente alta pero, la sensación de calor y "ahogo" sí lo es.
De ahí que no dejemos ningún avituallamiento sin coger agua.
Estamos llegando ya, por última vez, a la inmediaciones del estadio, kilómetro 19.
Un par más y me habré ganado esa condición de mundialista que tanta ilusión me hace y que llevaba en mi cabeza desde hacía casi tres años.
Pasamos el arco de salida por tercera vez y llegamos al kilómetro 20 (1h 33'50").
Ana me pregunta en varias ocasiones si viene alguna otra corredora de su categoría por detrás.
Yo, miro, e intento agudizar la vista para ver, en los dorsales, la categoría que ponen, y le digo que no.
Quedan ochocientos metros para entrar al estadio y correr por el "sintético" azul esos últimos trescientos metros.
Entramos por la puerta de maratón del estadio Ciudad de Málaga y encaramos esa última ,"casi" vuelta entera a la cuerda de la pista para atravesar, en mi caso particular, mi 127ª linea de meta de media maratón en un tiempo de 1h 41' 27".
El tiempo era lo de menos puesto que, como decía al principio, dos meses antes estaba "roto" y cojeando y veía tambalearse ese deseo de participar por primera, y creo, que única vez en mi vida, en un mundial de atletismo.
Lo mejor, vivir esa experiencia enorme, para mí, haber coincidido con José Manuel, Nuria y Mónica y haber tenido el honor de acompañar a Ana Isabel Alonso , finalmente, 6ª del mundo , 1ª española y Campeonas del mundo por selecciones en categoría W55. Un orgullo enorme que ahí quedará para mi "historia".

"Eres lo que haces, no lo que dices que harás"





martes, 22 de mayo de 2018

ALICANTE, MI PRIMER CAMPEONATO DE EUROPA DE MEDIA MARATÓN MASTER

Para uno que intenta tener ,casi todo, "controlado", que se me pasara totalmente por alto la información de esta prueba no tiene perdón.
En mi descargo diré que, son tantos los frentes abiertos, los fuegos a apagar y los favores y "quedabienes" a hacer que, por momentos, descuido mis intereses y las cosas que de verdad yo quiero hacer y ser...no aprenderé.
Una semana antes, y de rebote, vi la información del Campeonato de Europa de media maratón máster que se iba a celebrar en Alicante este segundo fin de semana de mayo.
Se me aceleró el pulso en un momento por la emoción,pero cuando leí que, el plazo para el cierre de inscripciones había finalizado el 30 de abril, me entró "la bajona".
Tuve que mover mis "hilos" y mi diplomacia y, gracias al responsable de los veteranos de la RFEA, Fernando Marquina, pude entrar en el listado de participantes.
Para un "popular" como yo, poder participar de manera oficial en un Campeonato de Europa de media maratón con los colores de la selección española supone una satisfacción y un orgullo enorme.
El sábado por la mañana, tras llegar al hotel, nos trasladamos hacia el centro comercial Panoramis, donde estaba ubicado el centro de información y logística de la prueba.
 Allí recogí el dorsal, la medalla conmemorativa de los campeonatos (que guardaré con mucho cariño para mi "museo" personal") y la equipación de la selección nacional.
Hasta ese momento había estado más o menos tranquilo, pero, una vez realizado todo ese trámite, sentí cómo los nervios empezaban a despertarse en el estómago.
Domingo, 20 de mayo, 6:15 de la mañana, suena el despertador.
Echo pies al suelo, me cambio y poco antes de las siete de la mañana aparezco como primer cliente en el comedor del hotel para desayunar.
Me he levantado con hambre y con mucha sed, tanta que me bebo hasta tres vasos de zumo de naranja...esto no sé si es buena o mala señal...luego lo sabré.
Subo de nuevo a la habitación ya, para vestirme de corto.
Esta vez, cuando me enfundo la camiseta nacional y me ajusto los dorsales (uno por cada lado), siento que en mi estómago hay "algo" especial...diferente...como si fuera la primera vez que voy a correr una media maratón.
Verme en el espejo del ascensor vestido así, a mi, me emociona, y más, en los tiempos que estamos viviendo.
Siempre me he considerado muy corporativo en aquello en lo que me involucro, y he llevado con orgullo los colores que en cada momento de mi vida he representado .
Mis dos primeras medias maratones las hice con la camiseta de la Peña Ferranca, las 123 siguientes, una vez siendo socio del club, con todas aquellas equipaciones que hemos tenido durante todos estos años y la 126, con la de la española.
La verdad es que no puedo entender quien, perteneciendo a una asociación, club en este caso, lleve en competiciones, y adrede, otras camisetas que no sean la del suyo.
En fin, vuelvo a lo que nos concierne y da más alegría.
Hemos quedado con Mireia y Sergio en la estatua de "La mariposa" (del artista Manolo Valdés) que hay en el Paseo de la Explanada de España., donde coincidimos con el fragatino José Manuel Segurado y también con mi amigo Albert Caballero.
Vamos a trotar un poco por el paseo para "despertar" a las piernas y ver las sensaciones...
Ha salido una mañana con una temperatura excelente, sin aire, sin sol ,a priori, aunque eso sí, estando ahí al lado del mar, con mucha humedad.
Cuando paramos de trotar y nos dirigimos hacia la cámara de llamadas siento que, estoy sudando más de lo que debiera y eso no es buena señal.
Entramos ya en el mogollón y aunque la avenida es ancha, estamos todos apretujados como sardinas en lata y eso hace que la sensación de calor y agobio se multiplique.
Miro a todos lados y siento que hoy es un día, una carrera diferente a las demás.
Las camisetas de la selección española son las que más abundan (obvio) pero hay much@s portugueses, alemanes, franceses, italianos, ucranianos, rumanos, eslovacos y llama la atención la gran presencia de suizos que se hacen notar con banderas y cencerros.
Aquí no hay música ambiente motivadora a "todo trapo", ni confetis, ni un "speaker" pidiendo palmadas, ni los brazos arriba, ni nada por el estilo....esto es una competición oficial y todo está escrupulosamente controlado.
Nos cantan la cuenta atrás, pistoletazo y ¡a correr!.
Y cuando digo correr es correr, porque aquí el nivel es altísimo.
Uno se las prometía muy felices al leer en el reglamento que el desnivel máximo de la prueba era de tan solo 32 metros, pero algunos comentarios previos por parte de otros corredores de la zona y, sobretodo, el "patear" en primera persona el terreno ya me hace ver que aquello llano, llano no va a ser.
Esos primeros, casi tres kilómetros, son en subida, hasta llegar a la Avenida Aguilera en la que llega un tramo favorable.
El primer kilómetro lo he pasado en 4'07", pero el segundo se me va a 4'30".
Me está costando encontrar un ritmo cómodo y me resulta imposible "engancharme" a ningún corredor o grupo que pase por mi lado.
Paso la Glorieta de la Estrella y llego a la Avenida Maisonnave donde hay un giro de 180º que nos lleva al primer avituallamiento, situado en el kilómetro cinco de carrera. (tiempo de paso, 21'27").
Cojo el botellín de agua y siento ya, necesidad de beber.
Estoy sudando mucho, tengo las piernas pesadas y no encuentro en ningún momento el punto para ir cómodo.
En ese giro he podido ver y animar a Albert, Sergio y Mireia que están persiguiendo un puesto importante a nivel europeo y, por qué no, una "chapa".
Giramos hacia la estación de Renfe para enlazar con la Avenida Alfonso X el Sabio.
Estos dos kilómetros parece que "respiro" un poco, poniéndome a 4'17", pero, camino del "7", con
otra subida al lado del Mercado central en dirección a la plaza de toros, me vuelvo a bloquear para irme a 4'36".
Intento gestionarlo lo mejor que puedo para encarar ahora la calle San Vicente y la Rambla Méndez Núñez en terreno más favorable.
Paso por delante del ayuntamiento y tras otro pequeño repecho salgo hacia la Avenida Villajoyosa, donde hay un nuevo avituallamiento.
Vuelvo a coger agua y a beber...lo necesito, estoy empapado y eso no marca nada bueno.
Podría sonar "idílico" si dijera que esos dos kilómetros siguientes venían acompañados del paisaje del inmenso mar Mediterráneo a nuestro lado, pero , la cruda realidad es que están resultando tediosos, largos y muy pesados.
Llego al "10" en un tiempo de 43'20".
El tiempo no es malo en general, pero las sensaciones sí lo son, y tras el paso por contra meta sé que van a volver a llegar esos casi tres kilómetros en subida que me van a acabar de "apuntillar", sino cambia mucho la cosa.
Al paso por el arco de salida previo, dan esponjas húmedas.
Cojo una, me la paso por la cara, por el cuello y la "estrujo" sobre mi gorra para que, con el agua restante,  me empape un poco a ver si me despeja la mente.
Nada, sólo ilusiones.
Sigo sin encontrar el punto y sufro, durante esos dos kilómetros, como hacía tiempo que no recordaba.
En la bajada por la Avenida Aguilera camino de los kilómetros catorce y quince recupero un poco de aliento pero no consigo bajar de los 4'25", y esto saca visos de no mejorar.
Las piernas no van y esa sensación hace que me bloquee por completo.
En el giro de 180º que lleva al 15 me alcanzan un grupo de cuatro corredores españoles y un alemán a los que consigo "agarrarme" un poco, pero nada, es sólo un espejismo, unos cuantos metros y me vuelvo a quedar.
Llego al avituallamiento del kilómetro 15 (1h 06' 00"), saco un gel Biofrutal y cojo el botellín de agua.
En la subida que lleva hacia la estación de ferrocarril decido aminorar el ritmo para tomármelo entero (gel y botellín) a ver si eso me ayuda a estimular un poco.
Nada, no hay manera, los milagros a Lourdes.
En ese kilómetro más favorable no consigo ya, ni siquiera bajar de los 4'30"...¡qué lástima!....
No es por nada, sé que no soy un "pro", sólo soy un mediocre corredor popular, pero, tenía mucha ilusión por hacer una carrera más digna vistiendo estos colores y hoy no está siendo mi día.
Hubiera cambiado cualquier otra marca y sobretodo, sensaciones, de otra carrera por haberla podido hacer y sentir aquí.
Llego al 18, al lado del ayuntamiento, donde me espera la manita de Paula abierta para chocarme y a la que tengo que decirle un...."¡qué justito voy Pauli!"
Ahora sólo pienso en que no debo "torturarme" más ni física ni animicamente porque la cosa no va a mejorar, y quizás, si, a empeorar.
El objetivo es ya sólo, acabar esta carrera por pura casta y orgullo personal.
Salgo de nuevo a la Avenida Villajoyosa para buscar ya esos últimos dos mil metros.
Veo, con sorpresa al otro lado pasar a Mireia que iba para medalla en su categoría y ha tenido que parar por un flato y un pinchazo en el gemelo....esto es así.
Hago el último giro de 180º en el paseo y voy en búsqueda del kilómetro 20.
Miro mi reloj y veo que marca 1h 28' 57"....algo así es lo que yo hubiera deseado para un día como hoy, pero....
Tras pasar la Plaza Puerta del Mar con su imponente barco, "La perla negra" en el centro, me indican ya, la entrada hacia el paseo peatonal que me va a llevar a la línea de meta.
Echo una rápida mirada a mi reloj y visto lo visto, voy a intentar apretar lo máximo para, por lo menos, dejar el crono por debajo de la 1h 34'.
Esta "carrocería y motor" no dan para más y cruzo mi 126 línea de meta de media maratón en un tiempo de 1h 33' 57". (42º clasificado europeo de mi categoría M40)
No ha sido ni la marca que esperaba ni mucho menos las sensaciones tan malas que he tenido desde prácticamente el kilómetro uno de carrera, pero...no queda otra que asumirlo, a fin de cuentas, como decía antes, sólo soy un "popular".
Todo ese regusto amargo que he tenido a lo largo de la prueba, se me borra de un plumazo cuando pienso que, por primera vez en mi vida, he corrido, de manera oficial, un Campeonato de Europa de media maratón con la selección española...y a mí eso...me llena y mucho.
Espero que esta no sea la última vez que vista estos colores y que la siguiente sea en septiembre en el mundial de Málaga.
Ahí sí que me gustaría poder presentarme con mejores garantías.
Ganas e ilusión seguro que no me faltarán...piernas y fuerza...veremos...

"Ningún soñador es pequeño y ningún sueño es demasiado grande".

(*) Gracias a las fotos de Mariví y de la familia Segurado-Horta.





martes, 17 de abril de 2018

CON "MI" MARCA EN LOS TALONES

Esta era la tercera vez que acudía hasta Salou para participar en su media maratón.
La última, en 2012,  en un bonito viaje que organizamos desde el club con autobús y todo.
Esta vez, no pudo ser.
Además de que mi calendario laboral me lo permitía, he de confesar que me atraía el modelo de carrera en sábado por la tarde que tan buenos recuerdos y momentos nos dio en Barbastro durante dieciocho ediciones.
A las dos de la tarde pasaba Nico por casa a recogerme y hacer lo propio unos minutos después con Antonio.
En apenas dos horitas de muy ameno viaje, llegamos al parking del Paseo Jaime I, justo al lado de la zona de salida/meta.
El día está encapotado, gris y por momentos cae una fina lluvia, aunque la temperatura es excelente para correr.
Recogemos el dorsal en un momento (la participación es muy flojita) y junto al resto de expedición de Barbastro que ha llegado por otro lado nos vamos a tomar el "sagrado" café previo a la carrera.
La verdad es que yo me encuentro inusualmente tranquilo.
Quizás será por la poca presión que esta vez me he metido en la cabeza.
Llevo unas semanas en las que no me encuentro ni cómodo corriendo ni con la motivación necesaria para afrontar una carrera así pero, a veces necesito "obligarme" para ver si me activo un poco.
Se va acercando la hora de la carrera y nos vamos al coche a cambiarnos.
Como decía antes, la temperatura, pese a lo nublado y por momentos "chisporroteante" del cielo, es estupenda para correr, así que me voy a "quedar" en tirantes, pantalón corto y esta vez, sin compresoras.
Una vez listos, nos vamos para el arco de salida, al ladito del mar, un entorno precioso para hacer una prueba así.
Junto a Nico y Antonio nos situamos en posiciones delanteras del pelotón, la salida es estrecha y habrá que ir con mil ojos tanto por esa "excitación de la salida" como por el sinuoso firme que nos va a acompañar esos primeros casi mil metros.
Tras las explicaciones por parte de Juanan, el organizador, a las 18 horas en punto se da la salida.
Salimos fuertes por aquello de coger una posición cómoda, aunque nos adelantan por la derecha e izquierda muchos corredores que van a hacer las pruebas de 5000 o 10000.
Dejo paso a Antonio para que se vaya hacia adelante y nos quedamos con Nico mano a mano a ver qué nos sale.
Pasamos el primer kilómetro en 4'06"..¡uf!..como dirían mis compañeros de la Vieja Guardia, en nuestras salidas del mes de mayo...."¿que tenéis comunión o qué?....
Toca levantar el "pie", porque ademas ahora viene una subida exigente que va a ir quitando muchas risas y "charradas" del pelotón.
Comenzamos la subida pero seguimos manteniendo un ritmo bastante fuerte que nos hace llegar coronar y llegar al kilómetro dos en 4'13".
Ahora llega una, muy buena bajada que nos va a llevar a la calle Carles Buigas, todo en terreno favorable hacia, de nuevo, el Paseo Jaime I.
Iniciando la bajada me avisa Nico que viene por detrás el grupo del "globo" de la 1h30'....vamos a ver si le sabemos aguantar.
Nos absorben al momento e intentamos amoldarnos al ritmo lo antes posible, porque vienen "arreando" bastante fuerte.
Yendo en el grupo escucho una vez un "Fer" al que no presto atención, hasta que Nico me avisa que me llama un chico del grupo.
Es el serrablés Dani Fenero, ¡qué sorpresa!.
Nos vimos hacía unas semanas en la Media de Sabi y me dijo que llevaba idea de venir así que, vamos a intentar formar "equipo" los tres "oscenses" .
Pasamos todo el paseo, los del 5K se quedan allí, los del 10 aún nos acompañarán un poco más, y los de la media ponemos rumbo hacia Cambrills.
Pita el reloj al paso por el kilómetro cinco y el tiempo total es de 20'57"...es muy, muy bueno, aunque de vez en cuando, se le va recordando al guía que vamos demasiado rápido.
Estamos inmersos en ese largo y más desangelado Paseo de Miramar, cuando escuchamos a nuestra izquierda muchos gritos y un "¡VAMOS BARBASTRO!" que nos hacen poner las orejas tiesas como a los perros agradecidos.
En seguida localizo a Víctor y a Catena, y poco a poco al resto...
Son compañeros y amigos del Club Ciclista Barbastro que por la mañana han participado en la prueba cicloturista Cambrills-Cambrills y que han tenido el detallazo de acercarse por la tarde a animarnos.
He de confesar que la sorpresa ha sido mayúscula y ha supuesto un plus de motivación enorme.
Continuamos nuestra carrera hasta el giro de 180º que nos llevará de nuevo al centro de Salou.
La verdad es que me estoy encontrando muy cómodo y de la sensación de días atrás de que no iba a poder rodar en ritmos bajos (por supuesto, siempre hablando de mi nivel), he pasado a la ilusión de intentar hacer una bonita marca y porqué no....acercarme a esa barrera física y psicológica de bajar de los 90'.
En el kilómetro ocho nos volvemos a encontrar a toda la "troupé" de Barbastro que van paseando hacia Salou, y esto supone, además de una nueva inyección de ánimos, la "vuelta a la competición" como corredor de mi compañero de curro ,Catena, que se atreve a acompañarme durante unos cuantos metros corriendo a mi lado por la acera.
Llegamos al kilómetro 10 en un tiempo total de 42'09"...está francamente bien....vamos a ver hasta cuándo podemos aguantarlo.
Justo a la altura de la fuente luminosa está el segundo avituallamiento, previo a la calle Bruselas en la que vamos a iniciar por segunda vez la subida.
Vamos un grupo de siete corredores y el guía, al inicio pega un grito para que no nos despeguemos de él que casi me hace pegar un brinco..."ni que estuviéramos en la guerra".
Yo empiezo a ir un poco justito y me aferro al grupo todo lo que puedo, deseando que llegue la siguiente bajada cuanto antes.
Consigo hacerlo y en terreno favorable suelto brazos y empiezo a resoplar como los toros cuando salen de los corrales...a ver si eso me hace recuperar algo.
El kilómetro 11 lo hacemos en 4'07"...esto es demasiado....
Pasamos de nuevo todo el Paseo Jaime I y de nuevo nos dirigimos hacia Cambrills....
Empiezo a pensar en que algo no me cuadra....
Si hemos de hacer el giro de 180º donde estaba en la primera vuelta me faltan un par de kilómetros para completar, y espero que no nos vuelvan a mandar por la subida que ya hemos hecho dos veces....
Vamos pasando kilómetros y me está empezando a costar mantenerme dentro del grupo.
Estamos ya en la Avenida Diputación y donde en la primera vuelta girábamos para regresar hacia el centro, ahora nos desvían a mano derecha hacia la Avenida Más de Clariana.
Ahí llega mi puntilla.
Voy enganchado al grupo con "alfileres" y en cuanto giramos vemos ante nosotros un repecho que nos lleva a un puente sobre las vías del tren que a mí, me hunde.
Es el kilómetro 15 (1h 03' 20" total).
Comenzamos la subida, me "agarro" como puedo, pero en cuanto llegamos arriba y comienza el descenso me voy quedando.
He de respirar, bajar unos segundos por kilómetro y gestionar lo mejor posible esos seis últimos kilómetros hasta meta.
Nos vamos cruzando con los corredores que nos preceden y calculo que vamos entre los cincuenta
primeros..(como decía al principio la participación tampoco era muy numerosa, unos 230 en la media maratón).
Nuevo giro de 180º y regreso, llego al "16" y veo que ese kilómetro anterior se me ha ido a 4'31", ese repecho me ha dejado muy tocado.
Ahora ya solo, he de "hablar" con mi cuerpo y ver hasta donde vamos a ser capaces de llegar.
Yo, voy a poner toda la ilusión pero "tú" me tienes que dar un poquito más de fuerza.
Vuelvo al Paseo Miramar en dirección a Salou.
Ahora está empezando a chispear y la verdad es que, hasta lo agradezco.
Necesito alguna distracción para que mis piernas se olviden de que les queda poca gasolina.
Llego al Club Náutico para enlazar ya con el Paseo Jaime I.
Miro el reloj y si nada falla puede que consiga acercarme....o incluso ¡bajar! de la hora y treinta.
Vuelvo a vivir un momento de subidón llegando al 19 cuando aparecen de nuevo los amigos de Barbastro a jalear.
Ahora no estoy para coñas, ni hablar como en kilómetros precedentes...voy tocado y eso lo reflejo en las muecas que les hago con la cabeza, mitad de agradecimiento, mitad de "explicación".
Hay que cruzar todo el Paseo para girar a la derecha, donde la fuente luminosa y volver a girar a la diestra para correr por el paseo marítimo.
Voy mirando incesantemente el reloj y creo que si la distancia está bien medida y no tengo ninguna sorpresa desagradable lo puedo hacer.
Ahora llegan dos giros a izquierda y encaro, justo al lado del mar la recta de meta.
Vuelvo a mirar el reloj y veo que se inicia el segundero de la 1h 29'....he de echar todo si lo quiero conseguir.
Me acerco ya al definitivo arco de meta....nuevo vistazo...1h 29' 45"....me "exijo" un poquito más y acabo mi 125ª media maratón con un tiempo de 1h 29' 55" en el puesto 36º de la general a una media de 4'16" por kilómetro.
Como decía en el título, haciendo un guiño a la mítica película de Alfred Hitchcok, he ido,
afortunadamente no con la muerte pero sí con la "marca en los talones".
He sacado petróleo de donde no tenía ninguna esperanza y sólo por eso me encuentro personalmente muy , muy FELIZ.
Tras el reencuentro con los compañeros y cambiarnos, cayó un platito de fideuá y una cerveza gentileza de la organización, "recogimos" el premio de primer veterano de nuestro compañero Antonio y regreso a casa hablando de futuros "objetivos".
De momento toca descansar y recuperar este cuerpo que de vez en cuando me va dando alguna alegría.

"Casi todo lo difícil es lo que más merece la pena".












martes, 27 de marzo de 2018

VUELTA A "SABI" PARA RECORDAR DE DONDE VENGO

Debo reconocer que, llevo una temporada en la que si me ponen "el pico de la muleta" en las narices, "humillo y embisto" con gran facilidad.
Y algo así me pasó cuando el bueno de Miguel me dijo una semana atrás, en Zaragoza, que también se había apuntado a la media maratón de "Sabi".
Para mí, Sabiñánigo significa retrotraerme diecisiete años atrás a mis inicios, a mi primera media maratón, a aquellos nervios y enorme alegría que sentimos con mi amigo Iván cuando conseguimos algo que significaba tanto para nosotros y que , últimamente, con este "boom" popular ,parece que se ha banalizado sobre manera.
El Domingo de Ramos (esto sí que es algo que deberían prever y cambiar si procede), regresaba por décima ocasión a la capital del Serrablo para correr, seis años después de mi última vez, su media maratón.
Salíamos con sol desde Barbastro para, kilómetros después, iniciando Monrepós, sumergirnos en un "mar" de nubes y temperaturas bastante más bajas de las que teníamos en nuestro Somontano.
De hecho, cuando llegamos allí no se superaban los 5º.
Tras la recogida del dorsal y mientras nos vamos al Bar Formigal (tradicional desde mi primera vez), nos vamos encontrando a más compañeros del Club que han subido a la carrera y de los que desconocíamos su presencia al no publicarse listado de inscritos.
Tengo el día un poco "vaguete" y la verdad es que no apetece nada ponerse de "corto" y enfrentarse a esos más de "veintiunmil" metros de la carrera.
Hoy, siento que he venido más por "romanticismo" o "sentimentalismo" que por otra cosa.
Tras el reagrupamiento para la foto con los compañeros de Club, nos situamos ya en la línea de salida.
Entristece un poco ver que apenas somos un centenar de corredores para la media maratón y otros tantos para el 10K.....con lo que llegó a ser esta prueba años atrás.
A las once en punto se da la salida y comenzamos, en subida, por la Calle Serrablo dirección al polígono Llano de Aurín por donde transcurrirán los primeros cuatro kilómetros de la carrera.
He salido rápido, tanto que, paso el primer kilómetro en 4'05".
Aminoro el ritmo, en el momento mismo en el que veo esos dígitos en mi reloj.
Llegando al kilómetro dos, nos alcanza al grupo que hemos formado, María José Pueyo, doble campeona de España de maratón y olímpica en Pekín 2008, casi nada.
Doy por hecho que, poco a poco, se va a ir despegando de nosotros pero, no es así.
Me saluda y me pregunta que qué tiempo quiero hacer.
Al decirle que voy a intentar buscar la hora y treinta, me dice un "venga, que te ayudo"....
Sinceramente, y viendo como voy de piernas, creo que he sido demasiado osado al decirle eso, pero, la oportunidad de compartir carrera con una atleta olímpica no se tiene todos los días y quiero aprovecharla lo máximo que pueda.
Tras salir del polígono (al que deberemos regresar en la segunda vuelta), nos dirigimos hacia la zona de salida/meta.
Poco antes de llegar al arco está el kilómetro cinco que lo pasamos en un tiempo de 20'57".
Nos "venimos arriba" motivados por lo favorable del terreno, pero sobretodo por la multitud de aplausos que recibe María José y que de "rebote" nos tomamos nosotros como propios.
Tras ese momento de "éxtasis" nos dirigimos hacia la nacional 330, para hacer los siguientes tres kilómetros de ida en subida y con el aire en contra, en los que vamos a tener que "negociar" bien para evitar que los tiempos parciales se nos vayan mucho.
Llegamos al giro de 180º en mitad de la "nada" y regresamos, ahora sí en terreno más favorable hacia la línea de meta y finalizar la primera vuelta.
El paso por el "diez" lo hacemos en 42'25", está francamente bien y si sabemos mantener, el bajar de los 90' es más que factible.
La verdad es que, hemos formado un grupito de cinco corredores en el que, hasta el momento, no se deja de hablar y bromear, y es que, como decía antes, tener el lujo de contar con la compañía de una atleta de ese nivel supone un extra muy importante.
Los últimos metros hacia meta y los siguientes "pican", y bastante, hacia arriba y tras bordear la rotonda del Quebrantahuesos y salir dirección, de nuevo, al polígono, siento que me va a ser muy complicado el poder continuar mucho tiempo más allí.
Por pura "casta" aguanto los cuatro tediosos kilómetros siguientes por el polígono, pero al incorporarnos de nuevo a la calle Serrablo debo decir un...."María José, ha sido un orgullo y un honor correr contigo pero yo....hasta aquí he llegado".
Ella me anima a que no les pierda de vista pero, estoy muy agarrotado de piernas y sabiendo toda la subida que queda por delante sé que me va a ser imposible poder recuperar terreno...es más, lo lógico será que pierda más.
Paso, ahora en solitario, por la zona de meta (kilómetro 16) en un tiempo de 1h08'19".
De momento sigo manteniendo ritmos medios entre 4'10" y 4'20" pero ahora viene lo peor.
Nada más salir de la calle Serrablo y comenzar la subida por la nacional siento que mis piernas no van y que esos últimos cinco mil metros se me van a hacer muy, pero que muy largos.
Intento no mirar mucho hacia adelante porque, el sólo hecho de ver ante mí, una carretera que me parece "infinita" me lastra todavía más el ánimo.
Poco a poco le voy a "ganando" metros a la carrera hasta llegar, de nuevo, al giro de 180º y emprender los últimos tres kilómetros de vuelta hacia la línea de meta, corriendo a la vera del río Tulivana.
Por un momento, pensaba que, el hecho de que ahora iba a llegar un terreno más favorable me iba a hacer "volar"....
Nada más lejos de la realidad.
Me cuesta mantener los 4'30" por kilómetro y, "escuchando" a mis piernas y viendo el cómputo general de mi reloj, me marco como único objetivo acabar.
Más adelante veo cómo el grupo del que me había quedado anteriormente se ha roto, y es María José la que se va en solitario hacia la línea de meta, como ganadora de la carrera (sin despeinarse).
Llego de nuevo a zona "civilizada", coincidiendo con el kilómetro 20.
Ahora toca afrontar esos últimos mil metros subiendo por la calle Serrablo, viendo como me alcanzan y superan dos corredores a los que me resulta imposible coger el "rebufo".
Mientras cubro esos últimos metros vienen a mi cabeza recuerdos de aquel 1 de abril de 2001 cuando cruzamos, con Iván, esa misma línea de meta por primera vez....¡qué recuerdos!.
La vuelvo a cruzar por 124ª vez con un tiempo de 1h 32' 20" en el puesto 24º de la general a una media de 4'22" por kilómetro...no se pudo hacer más.
Ojalá esta media vuelva un día a recuperar el esplendor que tuvo en el pasado.
Yo, por mi parte, siempre que pueda volveré a correrla y, por supuesto, tendrá un lugar preferente en ese "museo del corazón de recuerdos" que uno se guarda de las cosas que realmente le han hecho, y le hacen, sentir y emocionar.
"Los mejores recuerdos se quedan en el corazón"







miércoles, 21 de marzo de 2018

VISITA A LA "PILARICA"...LA 123

Por novena vez volvía a Zaragoza a participar en su media maratón.
Y,una vez más, iba a volver a hacer unas de esas "locas-machadas" mías de "doblar" o "triplicar", según se mire.
Trabajar de tardes el sábado, correr una media maratón el domingo por la mañana y volver a trabajar por la tarde.
A las cinco y media de la mañana sonaba el despertador, y sólo el hecho de incorporarme y poner los pies en el suelo ya me hizo presagiar que el día podría ser bastante durillo..
Haciendo un "testeo" superficial en mi cuerpo siento que me duelen hasta los párpados.
Tras despejarme con agua fría y un primer café doble, marcho hacia el club a recoger al resto de compañeros que han acudido a la llamada y partimos dirección a la Plaza del Pilar.
En poco más de una hora llegamos (este "Fordfi" mío es la leche) y tras la rápida recogida de dorsal y bolsa del corredor nos vamos a por un café  de manera urgente para despejar mente e intentar activar las piernas.
Hoy, hemos tenido suerte, la lluvia del sábado ha dejado paso a un día, fresco sí, pero soleado, que siempre da algo de alegría, y mucho menos ventoso de lo que me temía, sobretodo para lo que es Zaragoza.
Vamos a cambiarnos y decido ponerme como en las últimas ocasiones...tirantes, camiseta interior y las compresoras.
Sin casi darnos cuenta se nos está echando el tiempo encima y debemos apresurarnos a ir hacia la zona de salida en el Paseo de Echegaray.
Foto rápida del grupo allí mismo (lástima de no haber podido coincidir todos), despedidas y, junto a David nos vamos a nuestro cajón correspondiente...vamos a intentar ir a por la "horatreinta"
Nueve en punto de la mañana y arrancamos más de tres mil corredores en dirección hacia el puente de Santiago para girar, una vez allí, hacia la Avenida Pirineos.
Esta vez, ¡milagro!, he sabido salir con mucho más conocimiento que en otras ocasiones, de hecho, el primer kilómetro lo pasamos en 4'17".
Vamos a ver si somos capaces de mantener este ritmo durante los siguientes veinte kilómetros...¡casi ná!.
De momento, el terreno es bastante favorable hasta que pasamos el kilómetro tres en el que tenemos que afrontar un repecho de unos cuatrocientos metros para alcanzar y pasar el Puente de Piedra.
Lo descendemos, llaneamos unos quinientos metros por el Paseo Echegaray y volvemos a cruzar el imponente y caudaloso Ebro, a través del Puente de Hierro, primero en una dirección y una vez finalizado en la contraria, dirección al Barrio de las Fuentes.
Estos kilómetros, aunque sobre el "papel" parece que no, no dejan de "picar" hacia arriba.
Paso por el kilómetro 5 (21'04") y primer avituallamiento de la carrera.
Tras rodear una rotonda, nos dirigimos hacia el centro.
Ahora,en terreno más favorable y distraído, ya que nos vamos a ir cruzando con todos los corredores que vienen tras de nosotros y que conforman una, en muchos momentos, "mareante" riada multicolor.
Giramos a la izquierda hacia la Calle San Vicente de Paúl y, el terreno, se vuelve a poner cuesta arriba hasta que la finalizamos y llegamos al Coso.
Comentamos con David que, esta carrera, de "llana-llana" no tiene nada, ya que viene jalonada de muchas ,cortas pero intensas cuestas que, con el paso de los kilómetros te van mermando fuerzas.
Tras los trescientos metros (más o menos) que "pateamos" por el Coso, giramos a la derecha para descender por la Calle Don Jaime y "aliviar" un poco las piernas.
Veo, más adelante el giro a la izquierda hacia la Calle Espoz y Mina y prevengo a David sobre el adoquinado de esa calle que un año me hizo ver las "estrellas" en mis castigados pies.
Cual es mi sorpresa al llegar a ella, cuando veo que aquellos adoquines han desaparecido y ha dado lugar a un pavimento mucho más cómodo.
Giramos a la derecha por la Calle Alfonso, para alcanzar, por primera vez, la Plaza del Pilar.
Tras ese momento de subidón emocional, tanto por el ambiente que genera el público que hay como por el lugar del que se trata, salimos de nuevo al Paseo Echegaray para iniciar la segunda vuelta, que será, un poquito más larga que la primera.
Poco antes de llegar al kilómetro 10, nos alcanza la "grupeta" del globo de 1h30' que lo lleva el amigo Chicho de la Fuente.
Con David, nos intentamos enganchar ahí, aunque las piernas, por lo menos las mías, me "avisan" para que no me meta en esa "guerra" que no parece la mía.
El paso por el 10 lo hacemos en 42'20".
Estamos manteniendo ritmos muy regulares en torno a los 4'15" /4'17" de media, que están francamente bien.
Bordeamos el Parque del Tío Jorge y regresaremos por la Avenida Pirineos durante unos cuantos metros para dirigirnos después al Paseo de la Ribera.
Kilómetro 13....nuevo repecho que nos va a conducir, de nuevo, al Puente de Piedra.
Este, tanto a David como a mí, nos hace "pupa" en las piernas, aunque, en la bajada posterior, podemos soltar un poco las piernas y tomar algo de aliento.
Nuevamente, volvemos a cruzar el Puente de Hierro, para dirigirnos, esta vez hacia la Avenida Puente del Pilar y Avenida Cataluña.
Ambas las haremos en sentido de ida y vuelta para alcanzar el kilómetro 15 de carrera (1h 03' 59").
Nuevo avituallamiento, cogemos agua, y David me comenta que necesita tomarse un gel.
Dado mi estado físico en este momento, ese comentario me viene de perlas.
Le digo que se lo tome con calma, a ver si, con ese "inpass" de medio parón consigo recuperar un poco....."ná" un espejismo.
En cuanto volvemos a ponernos "manos a la obra" veo que me cuesta mucho mantener y debo decirle que se vaya.
Necesito no "depender" de nadie, ponerme a mi ritmo y "negociar" con mi cuerpo los últimos cinco mil metros hasta meta.
Además, ahora llega un penúltimo escollo...la subida del puente de la Z-30 para alcanzar el kilómetro diecisiete...es momento de "atarse los machos" y tirar de cabeza y cierta veteranía.
Estos cuatrocientos/quinientos metros de rampa sí que están haciendo daño a los corredores y yo, a pesar de todo, voy adelantando a bastantes y consigo, incluso, situarme un par de metros por detrás de David.
"Coronamos" y descendemos, de nuevo, hacia el Paseo de Echegaray para "buscar" los dos mil metros siguientes (18 y 19), en los que voy haciendo la "goma" con mi compañero.
Poco antes de girar hacia la Calle San Vicente de Paúl le doy alcance y comenzamos esa última subida juntos, aunque, por mi parte, va a ser meramente "testimonial".
He tenido, mi "minuto de gloria" y a mitad de la calle debo descolgarme nuevamente.
Aprieto los dientes para acabar cuanto antes esa subida  y buscar el último "mil" hacia meta.
En el Coso está el kilómetro 20 (1h 25' 43")....no puedo evitar pensar aquello de..."¡qué cerca se va a volver a quedar!".
Bajo por la calle D. Jaime, giro por Espoz y Mina y unos cuantos metros por la Calle Alfonso antes de llegar, ahora sí, definitivamente, a la Plaza del Pilar.
Intento echar el resto y no despego la vista de la espalda de David, buscando llegar a su altura, algo que sé me va a resultar imposible.
Giro a la izquierda y encaro los últimos metros de la carrera, echando lo poquito que me queda ya hasta el último arco de llegada.
Finalizo mi 123ª media maratón en el puesto 368º de la general (de más de 3000) con un tiempo de 1h 31' 13", a 3" de David que ha hecho un carrerón, a pesar de que el sábado por la tarde se había "apretado" un duatlón.
En mi "defensa" podría alegar que ,quizás, la marca "valdría" un minuto (o más) menos contando que a mí (y creo que a la mayoría) me salieron casi 400 metros de más.
Pero,esto, lo quiero dejar como una simple anécdota y un poco, como excusa de "mal pagador"...si estuviera más fuerte habría bajado sin problemas.
Tras recoger la bolsa con el avituallamiento, visita obligada ,por lo menos para mí, a la Virgen del Pilar , para pedir y agradecer, y rápido regreso a Barbastro, ya que a las dos debía estar trabajando.
Seguimos sumando medias y ojalá, pueda, en alguna, volver a restar tiempos.

"Si no tuviera retos, no tendría emociones"