martes, 2 de enero de 2018

PRUEBA DE ESFUERZO

En el año 2005, antes de que, junto a Iván y José, participáramos en lo que iba a ser, nuestra primera maratón en San Sebastián, consideramos y decidimos realizarnos una prueba de esfuerzo.
Llevábamos desde el año 2000 corriendo con asiduidad y, desde 2001, haciendo medias maratones.
Por tanto, creímos entonces, que estábamos  preparados para dar el salto a la prueba de fondo por excelencia...el/la maratón.
Ahora llega ese momento de ...."consejos doy que para mí no tengo".
Para aquell@s corredores nóveles que acaban de empezar y se dejan embaucar por la épica de la maratón y sobretodo , por la actual "moda" de participar en este tipo de pruebas, me gustaría deciros, siempre a título personal, que, en mi caso me presenté a esa primera "grande" tras haber participado en 28 medias maratones y, ante todo, con todo el respeto y sentido común del mundo.
Digo esto, más que nada, porque creo que en el mundo popular , donde la mayoría estamos, se le ha perdido todo el respeto y seriedad que merece una prueba tan exigente en todos los aspectos (físicos y psíquicos) como es la maratón.
Hay que admitir que gran culpa de ello la tienen muchos organizadores, que con el afán de tener más inscritos, y por tanto más "pasta", abren los tiempos máximos para finalizar la prueba por encima de las cuatro horas y media.
Tiempo que considero, por salud y coherencia, debería ser el máximo permitido.
"Poderoso caballero es Don Dinero".....
A lo que iba...desde ese 2005 no había vuelto a realizarme ninguna prueba de esfuerzo y ya llevaba tiempo planteándome hacerla, pero ,como tantas cosas en la vida, las vas demorando y al final se quedan ahí aparcadas.
Pero hete aquí que, desde la Policlínica SEAP de Barbastro me ofrecen la posibilidad de realizarme una para que conozca los aparatos y servicios que tienen en su centro de Binéfar.
Imposible rechazar esa oferta excepcional para mí.
Un miércoles de diciembre, a las cinco de la tarde, habiendo salido de trabajar de noches el día anterior, acudí con mi ropa de deporte al centro que, Policlínicas SEAP  tienen en la Calle Benito Coll 85 de Binéfar.
Desde el primer minuto que llegué tuve la atención personal de su director,  D.Carlos Irizibar, que me explicó con todo lujo de detalles los servicios para deportistas que allí ofrecen.
Tras ello, mi cuerpo "pasó a manos" del Dr. Rodolfo Eduardo Reinoso, cardiólogo y gran aficionado a los deportes de largo aliento.
Lo primero que me hicieron fue un eco-cardiograma, donde por primera vez en mi vida, pude ver en una pantalla mi corazón...la sensación fue espectacular.
Por mis antecedentes familiares me interesaba mucho esta prueba. para saber si pudiera haber algo que no estuviera bien.
Afortunadamente, y tras el comentario del doctor Reinoso..."tienes un corazón muy grande" (obviamente en el aspecto médico), me quedé mucho más tranquilo.
De ahí pasé a otra sala donde, tras rasurarme varias partes del pecho (¡qué se le va a hacer!), me llenaron el cuerpo de electrodos, cables, un pulsómetro y para finalizar una máscara para medir la cantidad de oxígeno que respiraba y expiraba....lo que se denomina, una espirometría.
Una vez "cableado" y tomadas las pulsaciones en reposo, me subí a una cinta de correr, donde, tras los dos primeros minutos de trote ligero, me irían subiendo la intensidad minuto a minuto hasta que llegara a mi límite.
Al principio la sensación es extraña, por la falta de costumbre de correr en cinta, la sensación de ir con un montón de cables por el cuerpo y ser observado por un médico y enfermero que parece que te están haciendo un examen.
Pero poco a poco, minuto a minuto,  me voy encontrando mejor, más suelto, más cómodo.
Cada vez que suben la cadencia de la cinta me adapto perfectamente....rompo a sudar y eso sé que para mí, es muy bueno.
Mientras voy corriendo, sin perder la atención de la cinta, escucho los comentarios positivos que el doctor realiza al enfermero y eso, quieras que no, motiva y mucho.
La prueba la debo parar yo , cuando sienta que mi límite físico ha llegado
Eso se produce cuando alcanzo los 13'24" de prueba y siento que mi cuerpo ha llegado al límite al que actualmente puedo llegar.
Baja la intensidad, toma de pulsaciones y poco a poco llega un suave trote/andar tranquilo para recuperar.
Cuando finalizo definitivamente, me hacen sentar en una silla y realizan otra toma de pulsaciones.
Ahora, tras secarme el sudor (ha sido una pasada lo que he dejado ahí) y vestirme, me hacen ir a otra sala a esperar los resultados.
Cuando el Dr. Reinoso me hace pasar a su consulta me enseña un pedazo de informe de... ¡¡¡17 folios!!!, llenos de gráficas , números y datos que para mi limitada cabeza son mareantes.
Su explicación, eso sí, es mucho más aclaratoria y sobretodo me quedo con que, aunque no estoy para ir a unos Juegos Olímpicos mi estado físico está evaluado, según el informe como....¡¡EXCELENTE!!.
Mi valoración de la prueba, del centro y de la atención sólo la puedo catalogar como 100% excelente y recomendable.
Y para los que practicamos actividad física, sobretodo a un nivel popular y tardío más que necesaria y obligada.
Quiero agradecer a POLICLÍNICAS SEAP la deferencia y el trato que tuvieron conmigo y en especial, a su centro de Binéfar, representados por su director, D. Carlos Irizibar y al Dr. Reinoso.
Estoy seguro que repetiré, porque el castigo de los años no perdona y uno aún tiene idea de seguir dando un poquito más de guerra.