viernes, 25 de noviembre de 2016

La 110ª...O COMO SACAR PETRÓLEO DE LA NADA

Lérida fue la ciudad en que por segunda vez, en lo que a medias maratones se refiere, me presenté en la línea de salida de una carrera sin dormir, y no por estar de fiesta precisamente, sino por haber estado trabajando en turno de noche hasta las seis de la mañana.
¿Locura?...¿insensatez?...¿riesgo?....pues no lo sé...pero si algo me motiva y me da vida no me importa mojarme y arriesgarme.
Cuando llegué a casa de trabajar, me duché, preparé un copioso desayuno y mientras veía las primeras noticias del día en la tele, "testeaba" mi cuerpo para ver qué sensaciones tenía.
Siendo sincero diré que me dolía todo, sobretodo, las piernas y los pies , muy cansados de toda la noche pateando...los que trabajan conmigo en el departamento saben de lo que hablo.
A las ocho menos cuarto acudí al club, a la cita que convoqué para quedar con el resto de compañeros inscritos...diez en total, ocho para la media y dos para el 5K.
Tras un ameno viaje junto a David y Goyo llegamos hasta el gimnasio Ekke para recoger los dorsales y tomarnos un café calentitos en su cafetería.
La verdad es que es una gozada bajar por allí  y saludar a tantos amigos que he ido haciendo durante estos años y que hacen que uno se sienta orgulloso de lo que ha ido sembrando por el camino.
Tras cambiarnos y hacer la foto de grupo, nos situamos en nuestros cajones respectivos.
He hablado con Raquel y voy a intentar echarle un capote, aunque en ese momento siento que mi cuerpo no va a estar para muchas alegrías.
Además, ella sale desde el primer cajón élite y yo, desde el segundo por lo que será complicado llegar rápido a su altura y ponerme a currar.
Se acercan las diez de la mañana, el ambiente es muy bueno en la Avenida Rovira Roure, somos más de 1500 corredores entre las dos pruebas (mil en la media) y la temperatura es ideal...un poquito de fresco, nublado, pero sin una pizca de aire.
Cuenta atrás, pistoletazo y arrancamos.
Los dos primeros kilómetros son cuesta abajo lo que hace que los ritmos sean altísimos desde el inicio.
Yo, paso los dos por debajo de cuatro,a 3'56"., lo que, para mí, es una animalada.
Casi en el tres y gracias a un repecho que había puedo ponerme a la altura de Raquel, no sin antes haber estado metido varios metros en un grupo tras ella para intentar recuperar el resuello del calentón anterior.
Llego a su altura y me pongo a trabajar...voy a intentar hacer todo lo que esté en mis piernas hasta donde llegue.
Casi llegando al cinco nos dan alcance los dos cracks estadillanos, Nico y Alejandro.
Están a quince días de la maratón de Málaga y van como tiros, ¡que envidia!.
El paso por ese punto de control del cinco me sale a 20'47"... está fabuloso sí, pero queda un mundo para acabar y sé que el cansancio físico me tendrá que llegar en algún momento.
Un poco más adelante alcanzamos el primer avituallamiento.
A pesar del día que ha salido, sin sol ni calor, no hay que olvidarse nunca de hidratarse...beber siempre aunque no se tenga sed es una de las premisas principales.
De momento,me estoy encontrando bastante bien de cuerpo, aunque mis piernas y pies sufran con cada impacto en el asfalto, recordándome que están sin descanso desde hace casi 24 horas.
Vamos acompañados de dos ciclistas...un amigo de Raquel, Carlos y otro el que lleva la banderola de tercera clasificada.
Los cinco kilómetros siguientes que nos llevan hasta el diez los hacemos todos por debajo de 4'10", algo inimaginable para mí horas antes cuando estaba en el trabajo y sólo pensaba en correr y poder acabarla con dignidad.
El paso por el diez es en 41'34"...sigo alucinado de cómo me está respondiendo el cuerpo y sobretodo la mente.
Gracias a la información de Carlos, el ciclista, hemos ido conociendo puntualmente el acercamiento de la cuarta clasificada hasta que poco antes de llegar al avituallamiento veo que ya la tenemos detrás nuestro, bien resguardadita.
Durante un par de kilómetros la llevamos en el grupo hasta que hace un pequeño cambio y se va alejando poco a poco.
Nosotros hemos de olvidarnos de ella e intentar mantener el ritmo constante y no entrar en cambios que a buen seguro serían más perjudiciales a medio plazo.
Hasta ahora he ido bien , pero, mientras cruzamos un puente siento que me empiezan a fallar las fuerzas y que como siga así poco más voy a poder aguantar.
Llego a mi momento límite y le digo a Raquel que no voy más y que se vaya para adelante.
Se va marchando mientras yo, bajo un poco el ritmo...necesito que entre oxígeno a mis piernas y a mi cerebro porque estoy con el "chivato" de la reserva encendido.
Son sólo unos metros los que me descuelgo y casi al momento, comienzo a sentir alivio.
Y para mi sorpresa, en plena subida hacia una rotonda , sobre el kilómetro 13, me vuelvo a enganchar a ella, aunque sólo sea un espejismo temporal.
Posteriormente, una vez bordeada dicha rotonda y comenzando la bajada me vuelvo a quedar unos metros.
Creo , que esta vez va a ser la definitiva, pero el cuerpo humano es totalmente imprevisible para bien o para mal y unos metros más adelante me vuelvo a recuperar un poco y me pongo de nuevo a su altura.
Pasamos por el kilómetro 15 en un tiempo de 1h 02' 29"..
Mi cabeza, al ver ese tiempo actúa como un resorte y comienza a hacer sus cálculos.
No me quiero hacer ilusiones pero,si no pasa nada podría estar rozando una vez más el bajar de los 90', algo que sería increíble para mi estado de forma y estar corriendo de "empalmada".
Estos kilómetros, los tiempos de paso se han ido por encima de 4'15", pero nunca por encima de los 4'20", que está realmente bien.
Al paso frente a la estación del Ave nos dirigimos hacia la izquierda por la Rambla Ferrán para hacer un recorrido de ida y vuelta que se me va a hacer muy largo física pero sobretodo psicológicamente.
Llegamos al kilómetro 18 y mi cuerpo me vuelve a decir basta por tercera vez...
Entrego a Carlos (el ciclista que nos acompaña) el botellín con isotónico que llevaba para Raquel, le digo unas palabras de ánimo y me vuelvo a descolgar.
Me quedo unos metros más atrás e intento volver a respirar, oxigenar y sobretodo controlar el ritmo para que esos tres mil metros que quedan hasta meta pueda mantenerme por debajo de los cuatro minutos y medio y consiga bajar de esos noventa minutos.
Giro a la derecha en la misma avenida para volver por el lado contrario y alcanzar el kilómetro 19.
Este kilómetro se ha ido a 4'27", pero sigo estando en el margen previsto a pesar de toda la "tralla" que lleva este castigado cuerpo.
Pero una vez más, y de manera, ya inexplicable vuelvo a recuperar buenas sensaciones y me aproximo poco a poco a ella.
Primero me pongo a rueda (y nunca mejor dicho) de la bicicleta de Carlos, rueda de la que no despego mi vista durante varios metros como si se tratara de esa graciosa fábula de la zanahoria y el burro.
Burro, en este caso yo que sólo busca que le lleve lo más rápido posible hasta el arco de meta.
Poco antes de llegar frente a la estación del tren alcanzo de nuevo a Raquel y juntos de nuevo giramos hacia la calle Príncipe de Viana para encarar los últimos 1800 metros de la carrera.
Va a tocar sufrir de lo lindo, ya que las fuerzas están justísimas y es todo cuesta arriba hasta que giremos a la derecha hacia la recta de meta.
Ahora sí que las palabras de Carlos desde la bicicleta y el del público desde las aceras están sirviendo de revulsivo y ayuda.
Estoy sufriendo muchísimo, me "abrasan" las piernas, gimo (y no precisamente de placer), llevo la boca completamente abierta porque necesito todo el aire que pueda aspirar....pero sé que si no "reblo" voy a volver a bajar de la hora y media.
Por fin, llegamos al final de la cuesta y giramos a la derecha hacia la Avenida Rovira Roure desde donde habíamos partido un "ratito" antes.
Miro el reloj y veo que acaban de llegar los dígitos a la 1h 29'....si no pasa nada raro lo vamos a hacer.
La recta de meta está atestada de público y el griterío que sale de ese pasillo humano que hay previo al vallado de los últimos metros hasta el arco de meta te pone la carne de gallina y máxime llevando a Raquel al lado, de la que pongo en duda de que haya alguien que no la conozca en Lérida...es increíble.
A menos de doscientos metros para cruzar la meta, hay un instante en el que la estrechez del pasillo, unido a que estamos adelantando a otro corredor, produzca un fortuito choque entre los dos que sin ser grande, si que supone un pequeño despiste...fallo mío, a subsanar para otra ocasión.
Ahora sí que si, me lanzo hacia meta mientras ella se desvía para recoger y entrar en meta con su nena entre los vítores del público.
Cruzo la meta de mi 110ª media maratón en el puesto 151º de la general entre más de novecientos llegados, con un tiempo de 1h 29' 38"....21ª vez bajando de esa barrera de los noventa minutos...increíble.
Estoy destrozado, roto, "muerto", pero con una satisfacción y rabia interior como hacía tiempo que no sentía...como si a estas alturas de la "película" tuviera que volver ,o seguir demostrándome algo.
Igual esa constante "presion" interior es la que me ayuda a seguir teniendo ilusiones..no lo sé.
Tras el copioso avituallamiento en meta (muy buena la organización por cierto), la ducha y las despedidas, regresamos a casa con la satisfacción de haber puesto una muesca más en esta virtual pistola de mi vida de la que espero poder seguir disfrutando mucho tiempo más.
Por la tarde supe mantenerme activo y aguanté hasta las diez de la noche en pie, momento en el que tras 34 horas despierto, con sus ocho horas de trabajo y una media maratón en las piernas de por medio, sucumbí sin rechistar en los brazos de Morfeo.

"Cuando sientas que vas a rendirte, piensa por qué empezaste"



lunes, 21 de noviembre de 2016

FELICIDADES MI NIÑA

"ANTES QUE VER EL SOL, PREFIERO ESCUCHAR TU VOZ"
Mi niña....
No seré ni de lejos el mejor padre del mundo, ni el más divertido y "enrollado", ni el más listo, ni, por supuesto el más guapo, pero sé que, cuando mi estómago se "da la vuelta", se me encoge el corazón y me quedo embobado mirandote, se para "mi mundo" y me veo capaz de hacer todo lo que estuviera en mi mano por hacerte feliz, aunque sienta que poquito a poco te me vas "escapando".
Te vas haciendo mayor....¡¡¡nueve añitos ya!!!,  y aunque tú creas que es al revés, hay muchísimos momentos en mi día a día en los que necesito que, con una palabra, una sonrisa, un abrazo, un apretón con las manos o haciéndome cosquillas...tires de mi.
Parece poquita cosa ¿verdad?, pero para mí, esos detalles son los que más me valen.
Dame fuerzas para que este "moñas" que tienes como padre siga teniendo la misma ilusión por prepararte año tras año regalos con el corazón..
Paula, mi vida....¡¡¡¡MUCHISIMAS FELICIDADES Y GRACIAS POR AYUDARME!!!