jueves, 25 de octubre de 2018

LA 129ª EN LA NOCTURNA DE BILBAO

En 2012 acudí a Bilbao a correr su maratón nocturna y cuando acabé dije que, a esa distancia, y con ese horario, no volvería ni aunque me regalaran la inscripción.
Seis años después regresaba a la capital vizcaína pero a participar en la distancia de media maratón, "la mía"...aunque últimamente me ha dado algún que otro "problemilla".
De aquella edición han cambiado algunas cosas, entre ellas, el horario de salida.
Ahora se sale dos horas antes que en aquella ocasión (a las siete de la tarde) y eso, salir un poquito de día, se agradece.
Al ser un horario tan "raro", los bioritmos del cuerpo van un poco a su aire y uno no sabe muy bien cómo y cuando comer y descansar.
Sobre las cuatro de la tarde acababa de comer y me pude tumbar a descansar un rato en el hotel hasta las cinco y media.
Me cambié y de ahí, con un poquito de estrés, porque ya habían cerrado el servicio del tranvía, me dirijo, vía metro, hacia el lugar de salida de la prueba, en los exteriores del espectacular estadio de San Mamés, donde el ambiente es realmente espectacular.
Hay que reconocer que, han sabido dar con la "tecla" para atraer a muchísimos corredores y conseguir, en esta edición, batir récords con más 12000 participantes entre las tres pruebas.
Nada más llegar, tengo la fortuna de poder reencontrarme con Chema, darle un abrazo y poderle entregar un ejemplar del último libro que he editado, en el que he recopilado la historia de los 25 primeros años de nuestro medio maratón del que él fue protagonista y vencedor en 2014.
En cuanto me pongo de "corto", me dirijo ya, hacia mi cajón de salida, que es el segundo.
El cielo está muy encapotado pero la temperatura está en 20º y la sensación de humedad es muy alta (hasta un 95%).
Estas condiciones meteorológicas unidas a los nervios previos y el tiempo que pasamos metidos en los cajones de salida, "culo con culo", hacen que la sensación de sofoco y agobio sea todavía mayor.
Siete de la tarde, con música en directo, llamaradas de fuego a ambos lados y una colección de fuegos artificiales arrancamos la nocturna de Bilbao.
Los primeros metros de la prueba rodean todo el estadio de San Mamés y nos dirigen hacia la Gran Vía.
El ambiente de la salida, tanto el formado por corredores como por público a ambos lados de las calles es, sencillamente, espectacular.
Tanto es así, que mi paso por el kilómetro 1 es en 3'52"...y, a pesar de eso, no consigo llegar a la altura del guía de la 1h30'.
Giramos toda la Plaza Moyua para dirigirnos hacia la impactante torre de Iberdrola.
Paso por el "2" en 4' 05" y no hay manera de engancharme al grupo...algo falla.
Decido ir a "mi bola" , no obsesionarme con el "globo" y buscar los ritmos en los que pueda ir más cómodo.
No me encuentro mal, pero, el "lastre mental" que sufro desde la malísima experiencia de Barbastro de hace 20 días me hace ser bastante prudente y desconfiado.
Si miramos el perfil de la prueba vemos que hay un desnivel de tan sólo 15 metros, pero luego, hay que testarlo sobre el asfalto, y, puedo dar fe que llana, lo que se dice llana, no es para nada.
Iniciando la Avenida Lehendakari Aguirre llega el kilómetro 5 (20'45"), primer avituallamiento y he de espabilarme para no quedarme sin botellín de agua, dado que, todavía vamos muchos corredores en el grupo y los voluntarios, por momentos, no dan abasto.
Primer giro de 180º a la altura del polideportivo San Ignacio y volvemos bordeando el parque Sarriko en dirección, por la Avenida Madariaga hacia el kilómetro ocho de carrera.
Pasamos por el Ayuntamiento y cruzamos el puente de Deusto antes del desvío, en el "9" de la prueba de 10 kilómetros.
Una vez desviados, el resto nos vamos hacia el parque de Doña Casilda en busca del ecuador de la prueba.
Nuevo avituallamiento líquido (este ya con menos agobios) y paso por el kilómetro 10 (42'50").
Mis tiempos intermedios no superan los 4'25" lo cual, no está nada mal, aunque siento que mis piernas no van a estar para muchas "alegrías" más.
Ahora pasamos por el Palacio Euskalduna, donde por la mañana recogíamos el dorsal y nos dirigimos de manera paralela al Guggenheim.
Se escucha el bullicio, los speakers y la música a "todo trapo" de la zona de meta y casi dan ganas de pararse ya allí.
Poco a poco nos alejamos hacia el casco viejo donde tras un nuevo giro de 180º pasado el puente del Arenal regresamos por la avenida Campo Volantín , en un callejeo de ida y vuelta que va a resultar, mentalmente, bastante tedioso.
Hasta el kilómetro 13 he ido bastante bien, pasando este último con un tiempo global de 55'53", pero es, a partir del 14 cuando comienzan a complicarse las cosas.
Me había hecho un cálculo mental dividiendo la prueba en tres partes de siete kilómetros, para ver mi "evolución" o "involución".
El primer "siete mil" lo había hecho en 29'38", el segundo en 30'54"...
En mi cabeza estaba la idea de que si conseguía mantener los ritmos medios podría rondar la 1h 31'/32' que para cómo estoy últimamente, sería para darme por más que satisfecho, pero...
Siento que poco a poco mi ritmo va decreciendo y que mis piernas no pueden avanzar con la misma celeridad de unos kilómetros antes.
Al llegar al kilómetro 15, a la altura del puente de la Salve, me tomo una de las nuevas barritas que los amigos de Biofrutal (Susana y Marcos) han comercializado y que son de una excelente toma y digestión.
Esta "toma" ha sido más psicológica que física ya que,como se suele decir...."los milagros a Lourdes".
Por un momento, me vienen a la mente los "fantasmas" de la media de Barbastro y un "no fuerces" que me hacen aflojar el ritmo para sufrir lo menos posible y acabar la prueba en buenas condiciones.
Esos cinco kilómetros de ida y vuelta por toda la avenida Campo Volantín se me están atragantando y los ritmos medios por kilómetro se están yendo por encima de los 4'35", aunque ahora mismo es lo que menos me preocupa.
Ahora me fijo en l@s corredores de maratón y pensar que les queda dar otra vuelta de veintiún kilómetros, casi en soledad (puesto que la participación en la prueba reina es la más inferior), y con mucha merma del público asistente, es realmente descorazonador...y en estos momentos, no les envidio para nada.
Como decía al principio, lo viví hace seis años y en un horario todavía más tardío y la verdad es que no me quedaron ganas de repetir, ahí, en esa distancia.
Además, soy consciente de que, actualmente no estoy preparado ni física ni mentalmente para hacer esa distancia de una manera medio digna...
Espero que vuelva el momento en que encuentre alguna motivación para enfrentarme, de nuevo a esos 42195 metros que tanto me llegaron a ilusionar.
Tras pasar el "19" paso de nuevo por el puente del Arenal para dirigirme ya hacia esos dos mil últimos metros que me lleven hacia la línea de meta.
Escucho por detrás las pisadas de un grupo de corredores y los ánimos que se van dando.
Se trata del guía de la 1h 35' que les conmina para que, los que puedan tiren hacia adelante para bajar de esa marca.
A mí, me sigue sin cuadrar, puesto que yo voy por debajo de ese tiempo y ahora, me veo por detrás de ellos.
Suena el "beep" de mi reloj al llegar al kilómetro 21 y mantengo una esperanza de hacer menos de 1h 33', pero, cual es mi sorpresa al ver que, la pancarta con el punto kilométrico se haya bastante más adelante.
Paso por debajo del puente de la Salve y sé que tras él llega el desvío hacia la línea de meta.
Giro a la derecha y entro ya en la recta final mientras veo que, en mi reloj, pasa de la 1h 34'.
Finalizo mi 129ª media maratón con un tiempo real de 1h 34' 37" aunque con una distancia marcada en mi GPS de más de 300 metros sobre la distancia oficial....algo que fue generalizado en todos los participantes y que podría suponer, quizás, incluso un par de minutos menos en el crono final...qué se le va a hacer.
A pesar de que, la distancia, se me ha vuelto a hacer larga. me siento medianamente satisfecho, ya que, como había dicho antes, tenía miedo de repetir el "pajarón" vivido en Barbastro un par de semanas atrás.
Temor, infundado por otra parte, ya que la situación, ese día, era muy diferente a la que vivo habitualmente en el resto de carreras.
¿Siguiente "objetivo"?...pues la verdad es que no tengo ni idea, lo que surja y me apetezca.
Intentaré, como decía el gran Miguel Induráin, "ir día a día".
"Los que no se mueven, no notan sus cadenas"













miércoles, 10 de octubre de 2018

LA 128ª SUFRIENDO EN CASA.....SIN "GASOLINA" ES IMPOSIBLE

A las cinco y cuarto de la mañana del domingo 30 de septiembre estaba ya, despierto en la cama, con los ojos como platos y los nervios a flor de piel.
Situación esta que se había ido incrementando día tras día a lo largo de la semana.
Eché los pies al suelo,me vestí,  me preparé un café , comí una magdalena (importante este dato para más adelante) y me fui al ordenador a revisar el correo del club para intentar subsanar las penúltimas incidencias.
Habíamos quedado con Richi y Pedro a las seis y media en la zona de salida/meta para ir adelantando el trabajo más "sucio" (ese de "remangarse" y mover vallas, mesas y demás) y que tan bien tenemos controlado en la cabeza.
A partir de ese momento todo se convierte en una "contrarreloj" llena de tensión para intentar, que nada quede "libre" al azar y esté lo más atado y controlado posible.
El desgaste físico y mental es enorme, y esto solo lo sabe y puede entender quien ha tenido alguna vez tareas y responsabilidades así.
Son más de las nueve de la mañana cuando decido "esconderme" tras el roller del Club, en el escenario, para vestirme de "corto" e ir, junto a Ana Isabel Alonso a buscar a "Chuso" García Bragado al hotel.
Casi nada los dos nombres que acabo de escribir.....unos "chavales" con tan "sólo" diez juegos olímpicos en sus piernas y multitud de récords y medallas nacionales e internacionales en su haber.
Para dejar con la boca abierta a cualquiera que conozca y le guste,sólo un poquito, "esto" del deporte y el atletismo.
Creo...sólo creo (porque ya me he acostumbrado a tener que "hilar" siempre muy fino por la piel tan "sensible" de mucha gente), que seguir contando en nuestra humilde carrera con atletas tan ilustres y con un palmares tan excepcional como los de Ana Isabel y Chuso debiera ser motivo más que suficiente para "sacar pecho" orgullosos.
Lástima que, en muchas ocasiones se siga "palmeando" lo de afuera (aunque sean descarados negocios) antes que echar una mano a lo de casa.....c'est la vie.
Yendo hacia el hotel nos encontramos con  Emilio Saez, corredor descalcista de Castellón al que invité a que conociera nuestra tierra y que tanto llamó la atención del resto de participantes y niñ@s por su peculiaridad de correr descalzo.
Cuando recogemos a Chuso aprovecho dos minutos para ir al baño, lavarme la cara y beber un poco de agua (del grifo) y de ahí, regresamos a la zona de salida.
Parece que todo está controlado y el ambiente que se vive en la zona de salida/meta es extraordinario.
Tras la tradicional foto con los compañeros del Club me dirijo hacia el arco de salida.
En estos momentos imagino que, fruto de la tensión que llevo, me encuentro activo, fuerte, con ganas de arrancar a correr y es, esa adrenalina que tengo, la que me impide ser consciente de mi verdadera realidad.
A las diez en punto se da el pistoletazo de salida a la 26ª edición del Medio Maratón Ruta Vino del Somontano con un ambiente excepcional (al final han sido 605 inscritos, 147 más que en la edición anterior y casi 400 más que hace dos ediciones....no digo más, son los números).
La salida, como siempre, en bajada, con las piernas "frescas" y los ánimos del público, pues eso....que se vuela sin talento alguno.
Al llegar a Corona de Aragón, aflojo un poco y me pongo a la vera de Ana Isabel, hasta llegar al Paseo del Coso (km 1, por debajo de 4'25") y disfrutar unos metros de la compañía de mi Pauli.
Subiendo ya por la Avenida de Navarra me veo con fuerzas y tiro hacia adelante (craso error) y encaro la bajada del Silo hacia el puente de Santa Fé donde está ubicado el segundo kilómetro.
Nada más salir a la carretera comarcal comenzamos a cruzarnos a los primeros clasificados de la prueba de 5 kilómetros (este año vienen muy rápidos).
Miro hacia atrás para esperar a "Chuso" que ha tenido el detalle de ser nuestro práctico de 1h 30' y me "engacho" a él para intentar aguantar lo máximo que pueda.
Una oportunidad así, para un "popular"como yo, no se puede dejar pasar.
Voy medio alegre e incluso me "atrevo" a ir hablando y explicando detalles del entorno y de la carrera con el grupo que se ha formado alrededor del campeón del mundo.
Pero, poco antes de llegar al avituallamiento del kilómetro cinco, el que denominamos "cruce de las bodegas", siento que no puedo aguantar ese ritmo y me voy descolgando.
Cojo botellín de agua y siento la necesidad de beber bastante agua....malo..
El cuerpo es muy sabio y me está "avisando" ya, de que algo por dentro no está como debiera.
Durante los kilómetros siguientes intento unirme a algún corredor/a que llega a mi altura, algo que me está resultando casi imposible.
Inicio la subida de entrada a Castillazuelo y vuelvo a coger agua para beber y echarme sobre la cabeza.
Hace mucho calor, estoy empapado y me temo que me estoy quedando, ya, vacío.
Ya en dirección a Pozán de Vero nos cruzamos a la cabeza de carrera.
Hacía años que no veía a cuatro atletas en cabeza agrupados y a un ritmo tan elevado, eso mola.
Me alcanza Enrique con el globo de 1h 35'....pero sólo puedo seguirle con la mirada.
Paso por Pozán intentando recuperar un poco de oxígeno y esperanzado de que la vuelta, siendo en terreno más favorable, cambie el signo que esta carrera está teniendo para mí este año.
El avituallamiento a la salida está genial...
Muchísimo ambiente, música, agua y naranjas para refrescar.
Cojo una, aminoro el ritmo, y me la como entera....esta detalle no indica nada bueno.
Menos mal del permanente cruce con corredores que tengo ahora, porque sino, los casi tres kilómetros que hay desde Pozán de Vero hasta Castillazuelo se me iban a hacer larguísimos.
Entro a "Casti" por la zona de los frontones, siendo adelantado sin remisión por una corredora que kilómetros antes había pasado con mucha solvencia.
Trato de pasar lo más "digno" posible por el, muy animado y cariñoso, avituallamiento de la Plaza Mayor, donde las amigas de mi hija me vuelven a dar el agua.
Salgo hacia la zona de la báscula (kilómetro 14) y ahí si que estoy empezando a sentir cosas que nunca había vivido en una media maratón.
Me encuentro totalmente vacío...sin fuerzas...un "pajarón" en toda regla y todavía me quedan....¡¡SIETE KILÓMETROS!!.
Me intento marcar pequeños objetivos...el primero, alcanzar el siguiente avituallamiento.
Llego, vuelvo a coger agua y "engullo" la mitad y la otra me la hecho por la cabeza...
Mis piernas cada vez responden menos y mi cabeza no encuentra manera de buscar soluciones.
Lo "bueno-malo" de esta carrera es que, aquí te conoce "todo" el mundo y si vas bien, genial pero sino....uno no sabe cómo intentar pasar desapercibido y sufrir en "soledad".
Me van adelantando corredores locales y forasteros que me conocen, me animan, pero a los que apenas puedo responder para decirles que continúen porque no puedo ni con mi alma.
Llega a mi altura Pablo con la banderola de 1h 40', me ofrece su botellín de agua que cojo como si fuera un salvavidas.
Frena para que me una a él, agradezco el gesto pero le digo que no...él tiene que cumplir con lo que marca el globo y no debe esperarme.
Sigo mi lenta agonía en dirección a Barbastro...
Mis piernas se han quedado definitivamente en la reserva....
Aquí debo volver al comienzo de esta crónica en la que trataba de destacar el dato de que:
"A las cinco y cuarto (.....), eché los pies al suelo, me preparé un café y comí una magdalena...."
Pues eso, con ese combustible tomado hacía más de cinco horas y con toda la tensión, nervios y
trabajo físico que llevaba ese día y en los precedentes, casi era un milagro que pudiera estar ahí corriendo...
Me adelanta el buen amigo José Vicente en su 149ª media maratón, se queda un momento conmigo pero le pido que tire para adelante porque no puedo dar más de mí.
Llegando frente al cruce del camino del "Quemado", está mi compañero de banda, Alejandro con su familia viendo la prueba...
Me anima y me ofrece un botellín de agua fría, que me resulta imposible rehusar y que agradezco enormemente.
La abro y unos metros más adelante vivo una situación que jamás me había pasado en una prueba menor a una maratón y que nunca hubiera deseado que me pasara...y menos, en mi "pueblo".
Mis piernas, mi cuerpo y mi cabeza dicen basta y, aprovechando la sombra de unos árboles, paro a andar unos cien, doscientos metros, mientras aprovecho para beberme de un trago todo el botellín d agua.
Me uno a un corredor de Fraga que instantes antes iba andando también y juntos vamos, casi al trote en busca del desvío que nos lleve hacia el puente de Hierro (Santa Fé).
Me dejo casi caer en la corta bajada que nos lleva hacia el puente y al último avituallamiento en carrera.
Cojo de nuevo agua, justo en el momento en el que oigo, por detrás,  la voz de Ana Isabel que me llama y me dice que me una a ella....
¡Qué más quisiera!
No se me está mal por no haberlo hecho desde el inicio, sabiendo de las limitaciones que tenía, pero....
Llego a la subida del Silo...esa que siempre digo que hay que mantener en esta carrera por la "chispa" que le da al final pero que, en esta ocasión se me presenta como si fuera la ascensión al Anglirú.
Agacho la cabeza, miro al suelo y sufro muchísimo para ir ganándole metros.
Los ánimos taurinos de Chema en la última curva de siempre me hacen sonreír, pero unos metros más adelante, poco antes de pasar bajo el puente de las Capuchinas, debo parar a andar otra vez.
Estoy totalmente fundido.
Respiro hondo y vuelvo a correr....
Inicio ya la bajada por la Avenida de Navarra para llegar al kilómetro 20 de carrera y encarar esos últimos 1100 metros antes de llegar a meta.
Me queda cruzar todo el centro de la ciudad y viene a mi cabeza esa frase que siempre digo a l@s novat@s de la carrera...."hay que llegar digno a Barbastro para que los amigos y familiares te vean bien"....madre mía..."consejos doy...."
Llego a la altura de los "jardinetes" y apenas le puedo hacer una mueca de desagrado al bueno de Eduardo Gramisel que siempre nos viene a ver, añorando tiempos pasados.
Entro al Coso y sigo levantando la mano por inercia a toda esa gente que me anima y me llama por mi nombre.
Mi ritmo es lamentable y el callejeo por mi ciudad me está costando una barbaridad.
Intento recomponerme un poco al llegar al cruce del Cortés, pero al girar a la derecha hacia Corona de Aragón me vuelve a pegar otro bajón que me deja casi sin fuerzas...ahí si que ya me asusto un poco.
Me quedan apenas trescientos metros para meta.
Veo en la esquina antes de iniciar la subida hacia meta a mis padres, y como no quiero preocupar, sonrío y les digo un..."este año voy justito", pero sin dramatizar.
Giro a la izquierda y tal y como empiezo la subida siento cómo, una vez más (y cuando me ha pasado siempre ha sido aquí), se me sube el gemelo derecho...
Correr aquí en "casa" y ser tan popular (no sé si para bien o para mal) hace que escuche, a derecha e izquierda, mi nombre y muchos ánimos.
Quedan los últimos cien metros y aparece mi niña desde el público para llegar un año más junto a mí a la meta.
Sólo por ese momento (no sé cuantos años más se podrá repetir), ha merecido la pena tanto
sufrimiento.
Junto a otro corredor que se ha unido ahí al final, cruzo mi 128ª meta de una media maratón (la 18ª consecutiva en Barbastro) con la tercera peor marca y peores sensaciones de mi vida (1h 43' 53").
Nada más cruzar la línea, Enrique me coge y me lleva hacia la carpa "VIP" que tenemos habilitada tras el escenario para los primeros clasificados y atletas invitados para que me recupere un poco antes de atender a la prensa.
Entro en ella, me derrumbo en la silla empapado y como con avidez hasta tres trozos de sandía que me saben a gloria.
Estoy totalmente deshidratado y agotado.
Tras recomponerme un poco salgo a atender a la prensa, me voy a por una ducha rápida al pabellón y de ahí, a poner la mejor cara para la entrega de premios.
Y ahí viene una de las sorpresas del día, para mí.
Me entero en el mismo momento de la entrega de que he sido ¡¡¡subcampeón de Aragón de Media Maratón de mi categoría M40!!!.... para flipar....increíble.
Increíble porque con esa marca, no la siento ni merecida, increíble porque sólo hemos sido dos, los aragoneses federados de esa categoría que hemos participado , increíble porque jamás en mi vida había subido al podio a recoger un premio así, por méritos propios e increíble porque ya que me la había sufrido y sudado, por lo menos que me la impusiera "Chuso" García Bragado.....para el "baúl de mis recuerdos".
Sé que no es nada, y es totalmente inmerecido pero....para que pasen cosas...hay que estar.
Cierro con bastante desilusión ,en el plano deportivo, esta media maratón esperando que, esto haya sido pasajero y que la/las próximas salgan mejor.
Gracias a Manolo Susín y Montse Horta por las fotos que siempre ceden de manera altruista para todos.
"Lo que hoy no se valora, en un futuro se lamenta".













jueves, 4 de octubre de 2018

MUNDIAL DE MÁLAGA, UN SUEÑO MÁS CUMPLIDO

En diciembre de 2015, cuando acudí a Málaga a correr su maratón, vi, en la feria del corredor, un cartel en el que anunciaba que en 2018, se celebrarían allí los Campeonatos del Mundo de atletismo en categoría veteranos.
Aquello me ilusionó e hizo que al año siguiente me sacara ya la ficha federativa nacional, con el único sueño y objetivo de poder participar en este campeonato.
Entre medias, aproveché y participé en el Campeonato de España de media maratón, en Granollers en 2017 y en el Campeonato de Europa en Alicante, en mayo del 18.
Pero,  me faltaba culminar con este mundial, que teníamos la suerte de que se disputara en nuestro país..
Tras disputar el de Alicante en mayo, y trotando un día por el canal, con mis compañeros de la "vieja guardia", Manolo y Fernando, me quedé "clavado" por culpa de un desgarro en el soleo de la pierna derecha.
Tuve que parar totalmente más de un mes y aquello hizo saltar todas mis "alarmas" de cara a Málaga.
Cuando pude ir recuperando y no sentía molestias, comencé a simultanear bicicleta y carrera a pie de forma gradual para no perder mucho la "forma", incrementando poco a poco conforme se iba acercando el mes de septiembre.
La inscripción estaba hecha, el AVE y el hotel reservado y las ganas intactas, pero cuando uno ve las "orejas al lobo" tan cerca no puede menos que estar un poco acongojado y desconfiado.
Quince días antes de la cita. me inscribí al 10K de Binéfar para ver cómo respondía todo el cuerpo, dándome un poquito de "cera",en una prueba competitiva.
A pesar de esa escasa inactividad del verano y del sinuoso circuito lo completé en 41'16", catorce segundos peor que el año anterior pero con buenas sensaciones y sin molestias, que era lo más importante.
Esos quince días previos a la prueba, y a pesar de turnos y las fiestas locales, que siempre "alteran" los ritmos de vida,  seguí saliendo a correr con regularidad y sólo cruzaba los dedos para que no apareciese, de nuevo, la molestia.
Llegó, por fin, el sábado 15 de septiembre, y desde la estación del AVE de Lérida partí junto a Nuria Sierra y familia hacia tierras malagueñas.
Tras cinco entretenidas horas de viaje, llegamos a la estación María Zambrano.
Nada más pisar "tierra" y salir de la estación sentimos esa sensación de humedad bastante axfisiante que ya nos habían dicho otros compañeros que llevaban allí algún día mas.
Separamos nuestros caminos y yo, me fui hacia el Hotel Ibi que tenía cercano al Estadio de atletismo, lugar de la salida y llegada de la prueba de media maratón.
Cual fue mi sorpresa que, mientras estaba haciendo la recepción en el mismo, me encontré con la récord de España de maratón, Ana Isabel Alonso y su hija Elia, con la que ya había hablado días antes y a la que había "tentado" para venir a nuestro medio maratón el pasado año 2017, y a este del 2018 (esta vez cuajó).
Sabiendo de mi condición física actual y, sobretodo, de mis "miedos" a romperme de nuevo. me ofrecí a que, si quería, la acompañaría en carrera, algo que aceptó de muy buen agrado.
El sábado por la tarde aproveché para ver diversas pruebas en el estadio y descansar un poco.
Domingo 16, seis de la mañana, suena el despertador y bajo a la cafetería a desayunar junta a Ana Isabel y su hija.
He descansado bien y tengo en el estómago una emoción que hacía tiempo que no sentía.
Volver a competir con los colores de la selección española y con la motivación de intentar acompañar a una de las mejores atletas españolas de la historia pues eso...me había insuflado un poco de vida.
La temperatura exterior a las siete de la mañana es excepcional...se puede estar tranquilamente en manga corta y eso, hace presagiar que horas después pasaremos calor.
Una vez cambiados nos dirigimos hacia el estadio donde vamos a coincidir con el resto de expedición de oscenses que vamos a participar en este mundial.(Nuria, Mónica, José Manuel y Marí Angeles).
Se acercan las nueve de la mañana, y corredores de todos los países del mundo nos vamos concentrando tras el arco de salida.
Para un "popular" como yo, resulta emocionante verse ahí metido, nada que ver con otras medias más "al uso".
Esto no es que sea nada excepcional, soy plenamente consciente de que por mis marcas jamás podría haber aspirado a algo así, si la clasificación fuera por tiempos, pero no ha sido el caso y quiero disfrutar y aprovechar de la experiencia.
Hemos hablado con Ana Isabel de intentar salir a ritmo de 4'30"/kilómetro y poco a poco iremos viendo en qué situación de carrera nos encontramos.
El circuito consta de una vuelta de algo más de un kilómetro alrededor del estadio de atletismo y dos largas de unos diez kilómetros.
A las nueve en punto se da la salida, y como ya pasó en Alicante, la gente "vuela" de salida...esto es otro nivel.
Yo, me pongo a la par de Ana y empiezo el "trabajo" de control y marca, que ya he hecho en otras ocasiones.
El paso por el primer kilómetro lo hacemos en 4'22"...
Es demasiado rápido para lo que queríamos ir y por tanto, no nos queda otra que "levantar" el pie.
Ha salido un día radiante, pero muy caluroso y con una humedad tremenda.
Si trotando antes de la salida por las cercanías del estadio ya sudaba y tuve que beber en repetidas ocasiones, no quiero ni pensar en lo pasará más tarde en carrera.
Pasamos el kilómetro cinco en 22'39" , tiempo total.
Yo, en los múltiples giros que hay en la carrera intento ir "escudriñando" cuantas corredoras W55 hay por delante nuestro para saber en qué posición va Ana Isabel.
Localizo, una americana, otra austríaca, una alemana y una francesa.....de momento, que yo haya podido ver ninguna más, por tanto, ella sería, quinta del mundo y primera española de su categoría, no esta mal.
El paso por el kilómetro diez, llegando casi al estadio lo hacemos en 45'56" , un minuto y diecisiete segundos peor que el primer "cinco mil".
Yo, me estoy encontrando bastante cómodo y me anima saber que podría ir más rápido, aunque no tengo el menor interés de hacerlo.
Para mí, para mi "curriculum" personal, tener el lujo de ir con Ana Isabel vale mucho más que cualquier posible marca que intentara "atacar".
Llegamos al quince, (1h 10' 15"), seguimos perdiendo tiempo parcial respecto a kilómetros anteriores pero es que, el calor, está haciendo mucha mella en todos.
Hemos ido adelantando a correrdor@s andando, algunos estirando en los bordillos de la calle, otr@s sentados en la acera buscando alguna sombra...y nosotros "chino, chano", vamos aguantando.
La temperatura no es que sea excesivamente alta pero, la sensación de calor y "ahogo" sí lo es.
De ahí que no dejemos ningún avituallamiento sin coger agua.
Estamos llegando ya, por última vez, a la inmediaciones del estadio, kilómetro 19.
Un par más y me habré ganado esa condición de mundialista que tanta ilusión me hace y que llevaba en mi cabeza desde hacía casi tres años.
Pasamos el arco de salida por tercera vez y llegamos al kilómetro 20 (1h 33'50").
Ana me pregunta en varias ocasiones si viene alguna otra corredora de su categoría por detrás.
Yo, miro, e intento agudizar la vista para ver, en los dorsales, la categoría que ponen, y le digo que no.
Quedan ochocientos metros para entrar al estadio y correr por el "sintético" azul esos últimos trescientos metros.
Entramos por la puerta de maratón del estadio Ciudad de Málaga y encaramos esa última ,"casi" vuelta entera a la cuerda de la pista para atravesar, en mi caso particular, mi 127ª linea de meta de media maratón en un tiempo de 1h 41' 27".
El tiempo era lo de menos puesto que, como decía al principio, dos meses antes estaba "roto" y cojeando y veía tambalearse ese deseo de participar por primera, y creo, que única vez en mi vida, en un mundial de atletismo.
Lo mejor, vivir esa experiencia enorme, para mí, haber coincidido con José Manuel, Nuria y Mónica y haber tenido el honor de acompañar a Ana Isabel Alonso , finalmente, 6ª del mundo , 1ª española y Campeonas del mundo por selecciones en categoría W55. Un orgullo enorme que ahí quedará para mi "historia".

"Eres lo que haces, no lo que dices que harás"