miércoles, 10 de octubre de 2018

LA 128ª SUFRIENDO EN CASA.....SIN "GASOLINA" ES IMPOSIBLE

A las cinco y cuarto de la mañana del domingo 30 de septiembre estaba ya, despierto en la cama, con los ojos como platos y los nervios a flor de piel.
Situación esta que se había ido incrementando día tras día a lo largo de la semana.
Eché los pies al suelo,me vestí,  me preparé un café , comí una magdalena (importante este dato para más adelante) y me fui al ordenador a revisar el correo del club para intentar subsanar las penúltimas incidencias.
Habíamos quedado con Richi y Pedro a las seis y media en la zona de salida/meta para ir adelantando el trabajo más "sucio" (ese de "remangarse" y mover vallas, mesas y demás) y que tan bien tenemos controlado en la cabeza.
A partir de ese momento todo se convierte en una "contrarreloj" llena de tensión para intentar, que nada quede "libre" al azar y esté lo más atado y controlado posible.
El desgaste físico y mental es enorme, y esto solo lo sabe y puede entender quien ha tenido alguna vez tareas y responsabilidades así.
Son más de las nueve de la mañana cuando decido "esconderme" tras el roller del Club, en el escenario, para vestirme de "corto" e ir, junto a Ana Isabel Alonso a buscar a "Chuso" García Bragado al hotel.
Casi nada los dos nombres que acabo de escribir.....unos "chavales" con tan "sólo" diez juegos olímpicos en sus piernas y multitud de récords y medallas nacionales e internacionales en su haber.
Para dejar con la boca abierta a cualquiera que conozca y le guste,sólo un poquito, "esto" del deporte y el atletismo.
Creo...sólo creo (porque ya me he acostumbrado a tener que "hilar" siempre muy fino por la piel tan "sensible" de mucha gente), que seguir contando en nuestra humilde carrera con atletas tan ilustres y con un palmares tan excepcional como los de Ana Isabel y Chuso debiera ser motivo más que suficiente para "sacar pecho" orgullosos.
Lástima que, en muchas ocasiones se siga "palmeando" lo de afuera (aunque sean descarados negocios) antes que echar una mano a lo de casa.....c'est la vie.
Yendo hacia el hotel nos encontramos con  Emilio Saez, corredor descalcista de Castellón al que invité a que conociera nuestra tierra y que tanto llamó la atención del resto de participantes y niñ@s por su peculiaridad de correr descalzo.
Cuando recogemos a Chuso aprovecho dos minutos para ir al baño, lavarme la cara y beber un poco de agua (del grifo) y de ahí, regresamos a la zona de salida.
Parece que todo está controlado y el ambiente que se vive en la zona de salida/meta es extraordinario.
Tras la tradicional foto con los compañeros del Club me dirijo hacia el arco de salida.
En estos momentos imagino que, fruto de la tensión que llevo, me encuentro activo, fuerte, con ganas de arrancar a correr y es, esa adrenalina que tengo, la que me impide ser consciente de mi verdadera realidad.
A las diez en punto se da el pistoletazo de salida a la 26ª edición del Medio Maratón Ruta Vino del Somontano con un ambiente excepcional (al final han sido 605 inscritos, 147 más que en la edición anterior y casi 400 más que hace dos ediciones....no digo más, son los números).
La salida, como siempre, en bajada, con las piernas "frescas" y los ánimos del público, pues eso....que se vuela sin talento alguno.
Al llegar a Corona de Aragón, aflojo un poco y me pongo a la vera de Ana Isabel, hasta llegar al Paseo del Coso (km 1, por debajo de 4'25") y disfrutar unos metros de la compañía de mi Pauli.
Subiendo ya por la Avenida de Navarra me veo con fuerzas y tiro hacia adelante (craso error) y encaro la bajada del Silo hacia el puente de Santa Fé donde está ubicado el segundo kilómetro.
Nada más salir a la carretera comarcal comenzamos a cruzarnos a los primeros clasificados de la prueba de 5 kilómetros (este año vienen muy rápidos).
Miro hacia atrás para esperar a "Chuso" que ha tenido el detalle de ser nuestro práctico de 1h 30' y me "engacho" a él para intentar aguantar lo máximo que pueda.
Una oportunidad así, para un "popular"como yo, no se puede dejar pasar.
Voy medio alegre e incluso me "atrevo" a ir hablando y explicando detalles del entorno y de la carrera con el grupo que se ha formado alrededor del campeón del mundo.
Pero, poco antes de llegar al avituallamiento del kilómetro cinco, el que denominamos "cruce de las bodegas", siento que no puedo aguantar ese ritmo y me voy descolgando.
Cojo botellín de agua y siento la necesidad de beber bastante agua....malo..
El cuerpo es muy sabio y me está "avisando" ya, de que algo por dentro no está como debiera.
Durante los kilómetros siguientes intento unirme a algún corredor/a que llega a mi altura, algo que me está resultando casi imposible.
Inicio la subida de entrada a Castillazuelo y vuelvo a coger agua para beber y echarme sobre la cabeza.
Hace mucho calor, estoy empapado y me temo que me estoy quedando, ya, vacío.
Ya en dirección a Pozán de Vero nos cruzamos a la cabeza de carrera.
Hacía años que no veía a cuatro atletas en cabeza agrupados y a un ritmo tan elevado, eso mola.
Me alcanza Enrique con el globo de 1h 35'....pero sólo puedo seguirle con la mirada.
Paso por Pozán intentando recuperar un poco de oxígeno y esperanzado de que la vuelta, siendo en terreno más favorable, cambie el signo que esta carrera está teniendo para mí este año.
El avituallamiento a la salida está genial...
Muchísimo ambiente, música, agua y naranjas para refrescar.
Cojo una, aminoro el ritmo, y me la como entera....esta detalle no indica nada bueno.
Menos mal del permanente cruce con corredores que tengo ahora, porque sino, los casi tres kilómetros que hay desde Pozán de Vero hasta Castillazuelo se me iban a hacer larguísimos.
Entro a "Casti" por la zona de los frontones, siendo adelantado sin remisión por una corredora que kilómetros antes había pasado con mucha solvencia.
Trato de pasar lo más "digno" posible por el, muy animado y cariñoso, avituallamiento de la Plaza Mayor, donde las amigas de mi hija me vuelven a dar el agua.
Salgo hacia la zona de la báscula (kilómetro 14) y ahí si que estoy empezando a sentir cosas que nunca había vivido en una media maratón.
Me encuentro totalmente vacío...sin fuerzas...un "pajarón" en toda regla y todavía me quedan....¡¡SIETE KILÓMETROS!!.
Me intento marcar pequeños objetivos...el primero, alcanzar el siguiente avituallamiento.
Llego, vuelvo a coger agua y "engullo" la mitad y la otra me la hecho por la cabeza...
Mis piernas cada vez responden menos y mi cabeza no encuentra manera de buscar soluciones.
Lo "bueno-malo" de esta carrera es que, aquí te conoce "todo" el mundo y si vas bien, genial pero sino....uno no sabe cómo intentar pasar desapercibido y sufrir en "soledad".
Me van adelantando corredores locales y forasteros que me conocen, me animan, pero a los que apenas puedo responder para decirles que continúen porque no puedo ni con mi alma.
Llega a mi altura Pablo con la banderola de 1h 40', me ofrece su botellín de agua que cojo como si fuera un salvavidas.
Frena para que me una a él, agradezco el gesto pero le digo que no...él tiene que cumplir con lo que marca el globo y no debe esperarme.
Sigo mi lenta agonía en dirección a Barbastro...
Mis piernas se han quedado definitivamente en la reserva....
Aquí debo volver al comienzo de esta crónica en la que trataba de destacar el dato de que:
"A las cinco y cuarto (.....), eché los pies al suelo, me preparé un café y comí una magdalena...."
Pues eso, con ese combustible tomado hacía más de cinco horas y con toda la tensión, nervios y
trabajo físico que llevaba ese día y en los precedentes, casi era un milagro que pudiera estar ahí corriendo...
Me adelanta el buen amigo José Vicente en su 149ª media maratón, se queda un momento conmigo pero le pido que tire para adelante porque no puedo dar más de mí.
Llegando frente al cruce del camino del "Quemado", está mi compañero de banda, Alejandro con su familia viendo la prueba...
Me anima y me ofrece un botellín de agua fría, que me resulta imposible rehusar y que agradezco enormemente.
La abro y unos metros más adelante vivo una situación que jamás me había pasado en una prueba menor a una maratón y que nunca hubiera deseado que me pasara...y menos, en mi "pueblo".
Mis piernas, mi cuerpo y mi cabeza dicen basta y, aprovechando la sombra de unos árboles, paro a andar unos cien, doscientos metros, mientras aprovecho para beberme de un trago todo el botellín d agua.
Me uno a un corredor de Fraga que instantes antes iba andando también y juntos vamos, casi al trote en busca del desvío que nos lleve hacia el puente de Hierro (Santa Fé).
Me dejo casi caer en la corta bajada que nos lleva hacia el puente y al último avituallamiento en carrera.
Cojo de nuevo agua, justo en el momento en el que oigo, por detrás,  la voz de Ana Isabel que me llama y me dice que me una a ella....
¡Qué más quisiera!
No se me está mal por no haberlo hecho desde el inicio, sabiendo de las limitaciones que tenía, pero....
Llego a la subida del Silo...esa que siempre digo que hay que mantener en esta carrera por la "chispa" que le da al final pero que, en esta ocasión se me presenta como si fuera la ascensión al Anglirú.
Agacho la cabeza, miro al suelo y sufro muchísimo para ir ganándole metros.
Los ánimos taurinos de Chema en la última curva de siempre me hacen sonreír, pero unos metros más adelante, poco antes de pasar bajo el puente de las Capuchinas, debo parar a andar otra vez.
Estoy totalmente fundido.
Respiro hondo y vuelvo a correr....
Inicio ya la bajada por la Avenida de Navarra para llegar al kilómetro 20 de carrera y encarar esos últimos 1100 metros antes de llegar a meta.
Me queda cruzar todo el centro de la ciudad y viene a mi cabeza esa frase que siempre digo a l@s novat@s de la carrera...."hay que llegar digno a Barbastro para que los amigos y familiares te vean bien"....madre mía..."consejos doy...."
Llego a la altura de los "jardinetes" y apenas le puedo hacer una mueca de desagrado al bueno de Eduardo Gramisel que siempre nos viene a ver, añorando tiempos pasados.
Entro al Coso y sigo levantando la mano por inercia a toda esa gente que me anima y me llama por mi nombre.
Mi ritmo es lamentable y el callejeo por mi ciudad me está costando una barbaridad.
Intento recomponerme un poco al llegar al cruce del Cortés, pero al girar a la derecha hacia Corona de Aragón me vuelve a pegar otro bajón que me deja casi sin fuerzas...ahí si que ya me asusto un poco.
Me quedan apenas trescientos metros para meta.
Veo en la esquina antes de iniciar la subida hacia meta a mis padres, y como no quiero preocupar, sonrío y les digo un..."este año voy justito", pero sin dramatizar.
Giro a la izquierda y tal y como empiezo la subida siento cómo, una vez más (y cuando me ha pasado siempre ha sido aquí), se me sube el gemelo derecho...
Correr aquí en "casa" y ser tan popular (no sé si para bien o para mal) hace que escuche, a derecha e izquierda, mi nombre y muchos ánimos.
Quedan los últimos cien metros y aparece mi niña desde el público para llegar un año más junto a mí a la meta.
Sólo por ese momento (no sé cuantos años más se podrá repetir), ha merecido la pena tanto
sufrimiento.
Junto a otro corredor que se ha unido ahí al final, cruzo mi 128ª meta de una media maratón (la 18ª consecutiva en Barbastro) con la tercera peor marca y peores sensaciones de mi vida (1h 43' 53").
Nada más cruzar la línea, Enrique me coge y me lleva hacia la carpa "VIP" que tenemos habilitada tras el escenario para los primeros clasificados y atletas invitados para que me recupere un poco antes de atender a la prensa.
Entro en ella, me derrumbo en la silla empapado y como con avidez hasta tres trozos de sandía que me saben a gloria.
Estoy totalmente deshidratado y agotado.
Tras recomponerme un poco salgo a atender a la prensa, me voy a por una ducha rápida al pabellón y de ahí, a poner la mejor cara para la entrega de premios.
Y ahí viene una de las sorpresas del día, para mí.
Me entero en el mismo momento de la entrega de que he sido ¡¡¡subcampeón de Aragón de Media Maratón de mi categoría M40!!!.... para flipar....increíble.
Increíble porque con esa marca, no la siento ni merecida, increíble porque sólo hemos sido dos, los aragoneses federados de esa categoría que hemos participado , increíble porque jamás en mi vida había subido al podio a recoger un premio así, por méritos propios e increíble porque ya que me la había sufrido y sudado, por lo menos que me la impusiera "Chuso" García Bragado.....para el "baúl de mis recuerdos".
Sé que no es nada, y es totalmente inmerecido pero....para que pasen cosas...hay que estar.
Cierro con bastante desilusión ,en el plano deportivo, esta media maratón esperando que, esto haya sido pasajero y que la/las próximas salgan mejor.
Gracias a Manolo Susín y Montse Horta por las fotos que siempre ceden de manera altruista para todos.
"Lo que hoy no se valora, en un futuro se lamenta".













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