jueves, 25 de octubre de 2018

LA 129ª EN LA NOCTURNA DE BILBAO

En 2012 acudí a Bilbao a correr su maratón nocturna y cuando acabé dije que, a esa distancia, y con ese horario, no volvería ni aunque me regalaran la inscripción.
Seis años después regresaba a la capital vizcaína pero a participar en la distancia de media maratón, "la mía"...aunque últimamente me ha dado algún que otro "problemilla".
De aquella edición han cambiado algunas cosas, entre ellas, el horario de salida.
Ahora se sale dos horas antes que en aquella ocasión (a las siete de la tarde) y eso, salir un poquito de día, se agradece.
Al ser un horario tan "raro", los bioritmos del cuerpo van un poco a su aire y uno no sabe muy bien cómo y cuando comer y descansar.
Sobre las cuatro de la tarde acababa de comer y me pude tumbar a descansar un rato en el hotel hasta las cinco y media.
Me cambié y de ahí, con un poquito de estrés, porque ya habían cerrado el servicio del tranvía, me dirijo, vía metro, hacia el lugar de salida de la prueba, en los exteriores del espectacular estadio de San Mamés, donde el ambiente es realmente espectacular.
Hay que reconocer que, han sabido dar con la "tecla" para atraer a muchísimos corredores y conseguir, en esta edición, batir récords con más 12000 participantes entre las tres pruebas.
Nada más llegar, tengo la fortuna de poder reencontrarme con Chema, darle un abrazo y poderle entregar un ejemplar del último libro que he editado, en el que he recopilado la historia de los 25 primeros años de nuestro medio maratón del que él fue protagonista y vencedor en 2014.
En cuanto me pongo de "corto", me dirijo ya, hacia mi cajón de salida, que es el segundo.
El cielo está muy encapotado pero la temperatura está en 20º y la sensación de humedad es muy alta (hasta un 95%).
Estas condiciones meteorológicas unidas a los nervios previos y el tiempo que pasamos metidos en los cajones de salida, "culo con culo", hacen que la sensación de sofoco y agobio sea todavía mayor.
Siete de la tarde, con música en directo, llamaradas de fuego a ambos lados y una colección de fuegos artificiales arrancamos la nocturna de Bilbao.
Los primeros metros de la prueba rodean todo el estadio de San Mamés y nos dirigen hacia la Gran Vía.
El ambiente de la salida, tanto el formado por corredores como por público a ambos lados de las calles es, sencillamente, espectacular.
Tanto es así, que mi paso por el kilómetro 1 es en 3'52"...y, a pesar de eso, no consigo llegar a la altura del guía de la 1h30'.
Giramos toda la Plaza Moyua para dirigirnos hacia la impactante torre de Iberdrola.
Paso por el "2" en 4' 05" y no hay manera de engancharme al grupo...algo falla.
Decido ir a "mi bola" , no obsesionarme con el "globo" y buscar los ritmos en los que pueda ir más cómodo.
No me encuentro mal, pero, el "lastre mental" que sufro desde la malísima experiencia de Barbastro de hace 20 días me hace ser bastante prudente y desconfiado.
Si miramos el perfil de la prueba vemos que hay un desnivel de tan sólo 15 metros, pero luego, hay que testarlo sobre el asfalto, y, puedo dar fe que llana, lo que se dice llana, no es para nada.
Iniciando la Avenida Lehendakari Aguirre llega el kilómetro 5 (20'45"), primer avituallamiento y he de espabilarme para no quedarme sin botellín de agua, dado que, todavía vamos muchos corredores en el grupo y los voluntarios, por momentos, no dan abasto.
Primer giro de 180º a la altura del polideportivo San Ignacio y volvemos bordeando el parque Sarriko en dirección, por la Avenida Madariaga hacia el kilómetro ocho de carrera.
Pasamos por el Ayuntamiento y cruzamos el puente de Deusto antes del desvío, en el "9" de la prueba de 10 kilómetros.
Una vez desviados, el resto nos vamos hacia el parque de Doña Casilda en busca del ecuador de la prueba.
Nuevo avituallamiento líquido (este ya con menos agobios) y paso por el kilómetro 10 (42'50").
Mis tiempos intermedios no superan los 4'25" lo cual, no está nada mal, aunque siento que mis piernas no van a estar para muchas "alegrías" más.
Ahora pasamos por el Palacio Euskalduna, donde por la mañana recogíamos el dorsal y nos dirigimos de manera paralela al Guggenheim.
Se escucha el bullicio, los speakers y la música a "todo trapo" de la zona de meta y casi dan ganas de pararse ya allí.
Poco a poco nos alejamos hacia el casco viejo donde tras un nuevo giro de 180º pasado el puente del Arenal regresamos por la avenida Campo Volantín , en un callejeo de ida y vuelta que va a resultar, mentalmente, bastante tedioso.
Hasta el kilómetro 13 he ido bastante bien, pasando este último con un tiempo global de 55'53", pero es, a partir del 14 cuando comienzan a complicarse las cosas.
Me había hecho un cálculo mental dividiendo la prueba en tres partes de siete kilómetros, para ver mi "evolución" o "involución".
El primer "siete mil" lo había hecho en 29'38", el segundo en 30'54"...
En mi cabeza estaba la idea de que si conseguía mantener los ritmos medios podría rondar la 1h 31'/32' que para cómo estoy últimamente, sería para darme por más que satisfecho, pero...
Siento que poco a poco mi ritmo va decreciendo y que mis piernas no pueden avanzar con la misma celeridad de unos kilómetros antes.
Al llegar al kilómetro 15, a la altura del puente de la Salve, me tomo una de las nuevas barritas que los amigos de Biofrutal (Susana y Marcos) han comercializado y que son de una excelente toma y digestión.
Esta "toma" ha sido más psicológica que física ya que,como se suele decir...."los milagros a Lourdes".
Por un momento, me vienen a la mente los "fantasmas" de la media de Barbastro y un "no fuerces" que me hacen aflojar el ritmo para sufrir lo menos posible y acabar la prueba en buenas condiciones.
Esos cinco kilómetros de ida y vuelta por toda la avenida Campo Volantín se me están atragantando y los ritmos medios por kilómetro se están yendo por encima de los 4'35", aunque ahora mismo es lo que menos me preocupa.
Ahora me fijo en l@s corredores de maratón y pensar que les queda dar otra vuelta de veintiún kilómetros, casi en soledad (puesto que la participación en la prueba reina es la más inferior), y con mucha merma del público asistente, es realmente descorazonador...y en estos momentos, no les envidio para nada.
Como decía al principio, lo viví hace seis años y en un horario todavía más tardío y la verdad es que no me quedaron ganas de repetir, ahí, en esa distancia.
Además, soy consciente de que, actualmente no estoy preparado ni física ni mentalmente para hacer esa distancia de una manera medio digna...
Espero que vuelva el momento en que encuentre alguna motivación para enfrentarme, de nuevo a esos 42195 metros que tanto me llegaron a ilusionar.
Tras pasar el "19" paso de nuevo por el puente del Arenal para dirigirme ya hacia esos dos mil últimos metros que me lleven hacia la línea de meta.
Escucho por detrás las pisadas de un grupo de corredores y los ánimos que se van dando.
Se trata del guía de la 1h 35' que les conmina para que, los que puedan tiren hacia adelante para bajar de esa marca.
A mí, me sigue sin cuadrar, puesto que yo voy por debajo de ese tiempo y ahora, me veo por detrás de ellos.
Suena el "beep" de mi reloj al llegar al kilómetro 21 y mantengo una esperanza de hacer menos de 1h 33', pero, cual es mi sorpresa al ver que, la pancarta con el punto kilométrico se haya bastante más adelante.
Paso por debajo del puente de la Salve y sé que tras él llega el desvío hacia la línea de meta.
Giro a la derecha y entro ya en la recta final mientras veo que, en mi reloj, pasa de la 1h 34'.
Finalizo mi 129ª media maratón con un tiempo real de 1h 34' 37" aunque con una distancia marcada en mi GPS de más de 300 metros sobre la distancia oficial....algo que fue generalizado en todos los participantes y que podría suponer, quizás, incluso un par de minutos menos en el crono final...qué se le va a hacer.
A pesar de que, la distancia, se me ha vuelto a hacer larga. me siento medianamente satisfecho, ya que, como había dicho antes, tenía miedo de repetir el "pajarón" vivido en Barbastro un par de semanas atrás.
Temor, infundado por otra parte, ya que la situación, ese día, era muy diferente a la que vivo habitualmente en el resto de carreras.
¿Siguiente "objetivo"?...pues la verdad es que no tengo ni idea, lo que surja y me apetezca.
Intentaré, como decía el gran Miguel Induráin, "ir día a día".
"Los que no se mueven, no notan sus cadenas"













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