lunes, 17 de febrero de 2020

VOLVIENDO A SENTIRME "YO". LA 133, EN BALAGUER

A veces, las cosas hay que, simplemente, pensarlas y hacerlas.
En una de las escasas salidas a correr, con Ventura,que me permite mi apretada agenda actual, sobretodo entre semana, le comenté que, necesitaba, como el comer, de un objetivo, por pequeño que fuera, que me hiciera volver a sentir "normal".... que me activara.
Así que, tras echarle un vistazo al calendario, laboral y de competición, veo que me podría cuadrar hacer la media maratón de Balaguer.
En un simple y rápido cruce de mensajes lo dejamos "visto para sentencia" y quedamos inscritos.
Tanto la noche del viernes como la del sábado no duermo muy bien y tengo el estómago "raro"...revuelto.
Esto, unido a esos kilos de más que me he echado y que últimamente no salgo a correr lo que querría y debería, hace que me vaya a presentar en la línea de salida con muchas inseguridades en mí mismo.
El domingo amanece soleado en Barbastro y con una previsión de que sea así todo el día y, con una temperatura más que agradable.
Con esa idea, partimos, junto a Ventura, a las ocho y media de la mañana hacia Balaguer, pero, en la recta de las bodegas nos damos de bruces con una niebla, que no nos va a abandonar, ni en todo el trayecto ni en la propia carrera.
La llegada a la capital de la comarca de la Noguera es de lo más rocambolesca.
Nos dirigimos hacia una zona, en la ribera del río Segre, en la que hay situados varios arcos hinchables y carpas de organización, creyendo que, han cambiado de circuito y la salida y llegada será allí.
Cual es nuestra sorpresa, cuando nos dicen que allí, se va a celebrar un cross y nadie sabe nada de una media maratón.
Por un momento, me invade una duda enorme ya que,como llevo tantas cosas en la cabeza y tan variopintas, pienso que quizás me he confundido, he llevado a la confusión a Ventura, y nos hemos equivocado de día.
Por suerte no es así y otros corredores nos indican que la prueba, como en otras ocasiones partirá y llegará en la Plaza del Mercado.
Entre unas cosas y otras, se nos echa, prácticamente, el tiempo encima y, a falta de quince minutos para la salida estamos, en una pastelería, tratando que nos sirvan un café, que debemos ingerir, casi, como si se tratara de un chupito.
Tras los saludos con muchos amigos y compañeros de carreras, nos colocamos en la línea de salida.
A las diez y media, tras una cuenta atrás vocal comenzamos.
Mi única intención, como vengo diciendo, y siendo consecuente con mi limitado estado de forma actual es, acabarla sin grandes sufrimientos, con eso, me daré por más que satisfecho.
Lejos quedan aquellas medias en las que salía, a mi nivel, con el "cuchillo entre los dientes" para bajar de 1h 30'.
Las salidas siempre son engañosas, y uno, dejándose llevar por la excitación del momento, arranca mucho más rápido de lo que debería.
Esta vez, tengo algo de cabeza y me mantengo junto a Ventura, que va a hacer la prueba de diez kilómetros, tratando de olvidarme de lo que pase a mi alrededor e intentando no dejarme llevar por aquellos que nos adelantan.
Los tres primeros kilómetros son, por el interior de la ciudad, y en un perfil bastante llano.
A la altura del kilómetro dos, llega a nuestra altura, José Antonio, el tercero de los barbastrenses que ha bajado hasta tierras leridanas.
Nos comenta que está preparando la maratón de Zaragoza y que quiere hacer sobre 1h 50', y eso que, todavía, ni  nos alcanzado el guía de la "horacuarenta".
Salimos ya de Balaguer con una primera subida que estira el grupo.
Ventura se descuelga, José Antonio se adelanta y yo, me quedo en tierra de nadie.
Una vez finalizada, acelero un poco para ponerme a la altura de mi compañero del Club y, tratar de ir juntos.
Vamos a llegar a la localidad de Gerb, sobre el kilómetro seis, donde está ubicado el primer punto de avituallamiento del recorrido.
Aquí va a llegar un momento desafortunado para mí, y que no había vivido nunca.
Llegando a las mesas donde se hayan ubicadas las bebidas, una chica tropieza y cae al suelo.
Yo, hago por esquivarla, con tan mala fortuna, de que otro corredor me trastabilla por detrás y me hace caer al suelo también, sin soltar el botellín de agua que acababa de recoger.
Me levanto, con la ayuda del mismo corredor que me hizo caer.
Enseguida veo que sólo llevo una raspadura en la rodilla izquierda y algún arañazo en codo y manos, nada grave, a priori.
Continúo la carrera junto a José Antonio y siento que voy muy cómodo, ya que, soy capaz de llevar una conversación fluida durante todo el rato.
Llegamos hasta  el espectacular embalse de Sant Llorenç de Mongai (Reserva Natural de fauna salvaje), previo a la población que lleva su nombre, al segundo avituallamiento y al giro de 180º , en el kilómetro 11,5, que nos dirigirá hacia los últimos diez kilómetros hasta la línea de meta.
Ahora, nos agrupamos unos seis/siete corredores alrededor del práctico de 1h 40, lo que nos hace ir, protegidos y muy cómodos los siguientes kilómetros.
Así hasta que llegamos al kilómetro dieciséis y medio e iniciamos la subida, de nuevo, hacia Gerb.
Siento que mis piernas empiezan a ir justas y mis "depósitos" internos se están quedando vacíos.
Resisto junto a José Antonio toda la subida y trato de coger aire cuando la acabamos, aunque el grupo se ha roto y nos hemos quedado cuatro corredores.
Viene un kilómetro y medio, más o menos de llano/bajada que sirve para recomponernos un poco e iniciar, en el 19, otro repecho, el penúltimo de la carrera.
Toca sufrir, coronar y volver a coger aire, para encarar la última subida de la carrera, que nos llevará hasta la rotonda de entrada a Balaguer, al lado del Convento de Santa Clara, ya en el kilómetro 20.
Ahora viene todo el terreno favorable, en bajada y llano, a las faldas del Castillo de Formós en dirección al casco antiguo de la ciudad.
Los últimos quinientos metros de carrera son un recorrido por las estrechas calles del casco, antes de entrar en la Plaza del Mercado.
Invito al corredor que nos acompañaba (con el que me tropecé en la caída), a que se adelante en meta y, con José Antonio, entramos juntos en meta.
Para mi sorpresa, y alegría, porque no me lo esperaba, finalizo mi 133 media maratón con un tiempo de 1h 37' 48", a una media de 4'39", impensable unas horas antes cuando me despertaba con unas, muy malas, sensaciones en el cuerpo.
Uno se sorprende de lo que el cuerpo humano puede llegar a dar de sí.
Hoy, volví a sentir mi "verdadero yo", ese, del que me niego a abandonar y olvidar.

"Ser uno mismo, en un mundo que constantemente trata de que no lo seas, es el mayor de logros" .-Ralph Waldo Emerson.