martes, 27 de marzo de 2018

VUELTA A "SABI" PARA RECORDAR DE DONDE VENGO

Debo reconocer que, llevo una temporada en la que si me ponen "el pico de la muleta" en las narices, "humillo y embisto" con gran facilidad.
Y algo así me pasó cuando el bueno de Miguel me dijo una semana atrás, en Zaragoza, que también se había apuntado a la media maratón de "Sabi".
Para mí, Sabiñánigo significa retrotraerme diecisiete años atrás a mis inicios, a mi primera media maratón, a aquellos nervios y enorme alegría que sentimos con mi amigo Iván cuando conseguimos algo que significaba tanto para nosotros y que , últimamente, con este "boom" popular ,parece que se ha banalizado sobre manera.
El Domingo de Ramos (esto sí que es algo que deberían prever y cambiar si procede), regresaba por décima ocasión a la capital del Serrablo para correr, seis años después de mi última vez, su media maratón.
Salíamos con sol desde Barbastro para, kilómetros después, iniciando Monrepós, sumergirnos en un "mar" de nubes y temperaturas bastante más bajas de las que teníamos en nuestro Somontano.
De hecho, cuando llegamos allí no se superaban los 5º.
Tras la recogida del dorsal y mientras nos vamos al Bar Formigal (tradicional desde mi primera vez), nos vamos encontrando a más compañeros del Club que han subido a la carrera y de los que desconocíamos su presencia al no publicarse listado de inscritos.
Tengo el día un poco "vaguete" y la verdad es que no apetece nada ponerse de "corto" y enfrentarse a esos más de "veintiunmil" metros de la carrera.
Hoy, siento que he venido más por "romanticismo" o "sentimentalismo" que por otra cosa.
Tras el reagrupamiento para la foto con los compañeros de Club, nos situamos ya en la línea de salida.
Entristece un poco ver que apenas somos un centenar de corredores para la media maratón y otros tantos para el 10K.....con lo que llegó a ser esta prueba años atrás.
A las once en punto se da la salida y comenzamos, en subida, por la Calle Serrablo dirección al polígono Llano de Aurín por donde transcurrirán los primeros cuatro kilómetros de la carrera.
He salido rápido, tanto que, paso el primer kilómetro en 4'05".
Aminoro el ritmo, en el momento mismo en el que veo esos dígitos en mi reloj.
Llegando al kilómetro dos, nos alcanza al grupo que hemos formado, María José Pueyo, doble campeona de España de maratón y olímpica en Pekín 2008, casi nada.
Doy por hecho que, poco a poco, se va a ir despegando de nosotros pero, no es así.
Me saluda y me pregunta que qué tiempo quiero hacer.
Al decirle que voy a intentar buscar la hora y treinta, me dice un "venga, que te ayudo"....
Sinceramente, y viendo como voy de piernas, creo que he sido demasiado osado al decirle eso, pero, la oportunidad de compartir carrera con una atleta olímpica no se tiene todos los días y quiero aprovecharla lo máximo que pueda.
Tras salir del polígono (al que deberemos regresar en la segunda vuelta), nos dirigimos hacia la zona de salida/meta.
Poco antes de llegar al arco está el kilómetro cinco que lo pasamos en un tiempo de 20'57".
Nos "venimos arriba" motivados por lo favorable del terreno, pero sobretodo por la multitud de aplausos que recibe María José y que de "rebote" nos tomamos nosotros como propios.
Tras ese momento de "éxtasis" nos dirigimos hacia la nacional 330, para hacer los siguientes tres kilómetros de ida en subida y con el aire en contra, en los que vamos a tener que "negociar" bien para evitar que los tiempos parciales se nos vayan mucho.
Llegamos al giro de 180º en mitad de la "nada" y regresamos, ahora sí en terreno más favorable hacia la línea de meta y finalizar la primera vuelta.
El paso por el "diez" lo hacemos en 42'25", está francamente bien y si sabemos mantener, el bajar de los 90' es más que factible.
La verdad es que, hemos formado un grupito de cinco corredores en el que, hasta el momento, no se deja de hablar y bromear, y es que, como decía antes, tener el lujo de contar con la compañía de una atleta de ese nivel supone un extra muy importante.
Los últimos metros hacia meta y los siguientes "pican", y bastante, hacia arriba y tras bordear la rotonda del Quebrantahuesos y salir dirección, de nuevo, al polígono, siento que me va a ser muy complicado el poder continuar mucho tiempo más allí.
Por pura "casta" aguanto los cuatro tediosos kilómetros siguientes por el polígono, pero al incorporarnos de nuevo a la calle Serrablo debo decir un...."María José, ha sido un orgullo y un honor correr contigo pero yo....hasta aquí he llegado".
Ella me anima a que no les pierda de vista pero, estoy muy agarrotado de piernas y sabiendo toda la subida que queda por delante sé que me va a ser imposible poder recuperar terreno...es más, lo lógico será que pierda más.
Paso, ahora en solitario, por la zona de meta (kilómetro 16) en un tiempo de 1h08'19".
De momento sigo manteniendo ritmos medios entre 4'10" y 4'20" pero ahora viene lo peor.
Nada más salir de la calle Serrablo y comenzar la subida por la nacional siento que mis piernas no van y que esos últimos cinco mil metros se me van a hacer muy, pero que muy largos.
Intento no mirar mucho hacia adelante porque, el sólo hecho de ver ante mí, una carretera que me parece "infinita" me lastra todavía más el ánimo.
Poco a poco le voy a "ganando" metros a la carrera hasta llegar, de nuevo, al giro de 180º y emprender los últimos tres kilómetros de vuelta hacia la línea de meta, corriendo a la vera del río Tulivana.
Por un momento, pensaba que, el hecho de que ahora iba a llegar un terreno más favorable me iba a hacer "volar"....
Nada más lejos de la realidad.
Me cuesta mantener los 4'30" por kilómetro y, "escuchando" a mis piernas y viendo el cómputo general de mi reloj, me marco como único objetivo acabar.
Más adelante veo cómo el grupo del que me había quedado anteriormente se ha roto, y es María José la que se va en solitario hacia la línea de meta, como ganadora de la carrera (sin despeinarse).
Llego de nuevo a zona "civilizada", coincidiendo con el kilómetro 20.
Ahora toca afrontar esos últimos mil metros subiendo por la calle Serrablo, viendo como me alcanzan y superan dos corredores a los que me resulta imposible coger el "rebufo".
Mientras cubro esos últimos metros vienen a mi cabeza recuerdos de aquel 1 de abril de 2001 cuando cruzamos, con Iván, esa misma línea de meta por primera vez....¡qué recuerdos!.
La vuelvo a cruzar por 124ª vez con un tiempo de 1h 32' 20" en el puesto 24º de la general a una media de 4'22" por kilómetro...no se pudo hacer más.
Ojalá esta media vuelva un día a recuperar el esplendor que tuvo en el pasado.
Yo, por mi parte, siempre que pueda volveré a correrla y, por supuesto, tendrá un lugar preferente en ese "museo del corazón de recuerdos" que uno se guarda de las cosas que realmente le han hecho, y le hacen, sentir y emocionar.
"Los mejores recuerdos se quedan en el corazón"







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