lunes, 11 de abril de 2016

Y COMO DIJO JOSÉ MARTI...PARECE QUE YA ESTOY "COMPLETO"

"Hay tres cosas que cada persona debería hacer en su vida para estar completo: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro".
Esta frase se le atribuye al poeta cubano José Martí (1853-1895) y con el paso de los años ha quedado como una especie de coletilla en cualquier conversación que se tercie en la que se hable sobre los objetivos en la vida de cada uno.
Obviamente, no pasa nada si no se cumple una, dos o ninguna de esas tres cosas, pero...una vez puestos "en harina",  mejor acabar lo empezado que quedarnos con la duda, por lo menos a mi me gusta acabar lo que empiezo aunque sea tarde.
Parece que ninguna de las tres cosas tienen ningún vínculo entre sí, pero si las analizamos bien, creo que sí podemos encontrar cosas en común.
Las tres creo (perdón por mi ida de cabeza filosofal), tienen algo o mucho que ver con la necesidad de crear algo, de dejar una huella de nuestro paso por este mundo y de sentirnos realizados por haber hecho, o por lo menos intentado, hacer algo bueno y de provecho.
Tener un hijo es el mayor legado físico que podemos dejar en la tierra de nuestro paso, sangre de nuestra sangre y al que podemos educar y "moldear" como creemos mejor para el día de mañana.
Esa fortuna la tuve un 21 de noviembre de 2007 a las tres de la madrugada (que jodida la tía), cuando nació la cosa más maravillosa que me ha podido pasar, mi hija Paula.
Escribir un libro es una especie de legado "intelectual" (no lo pretendo en mi caso por supuesto), pero sí dejar una obra, una huella de las inquietudes o vivencias, como es mi caso, que ha vivido uno y que quiere dejar  plasmado en papel para todos aquellos que las quieran disfrutar y compartir.
Yo, cumplí ese sueño, el 1 de abril de 2016 cuando presenté mi libro "100x15", fruto del trabajo de varios meses y de las experiencias de quince años y 2109 kilómetros.
Y lo de plantar un árbol...se puede mirar de muchas maneras.
He leído que podría ser una forma de compensar a la madre naturaleza por el papel utilizado al hacer el libro, un gesto de intentar mantener el equilibrio entre lo que extraemos y lo que aportamos a la naturaleza y que haciéndolo quedamos en paz con ella.
Es una forma de verlo sí, aunque creo, por lo menos en mi caso, va más en la línea de tener un hijo (sin comparación obviamente), en la que queremos ser testigos del comienzo y desarrollo del mismo y un día poder comer los frutos que dé tras todo el trabajo y cariño que se le dé.
Yo no tenía recuerdo de haber plantado ningún árbol en mi vida, por ello una vez presentado el libro quise acelerar ese "proceso" por aquello del "no vaya a ser que me pase algo......".
El sábado por la tarde fui con mi nena a elegir y comprar uno.
Un manzano fue el elegido, y no precisamente por su vinculación bíblica y el jardín del Edén , sino que prefiero, en este caso, aferrarme a la civilización Celta que lo tenía como el árbol de la inmortalidad.
El domingo 10 de abril, culminé esta "trilogía" en mi finca, plantándolo junto a Paula y mi padre y "mirando" hacia los Pirineos.
En sus raíces han quedado recuerdos, sueños y palabras de los dos.
Ojalá dentro de muchos. muchos años, mi hija cuando lo mire recuerde el momento en el que lo plantó junto a su padre y abuelo y el motivo por el que está ese árbol allí...quizás ese sea el momento en el que verdaderamente todo haya tenido sentido.

"Sólo hay una manera de evitar la crítica: no hacer nada, no decir nada y no ser nada".- Aristóteles


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