lunes, 19 de febrero de 2018

LA 122, UNA "NOVENA" EN BALAGUER

Con la edición de este año (la trigésima ni más ni menos), han sido nueve, las veces que mis "piernetas" han pateado la media maratón de Balaguer.
Y en esta ocasión mi cuerpo iba a afrontar los veintiún kilómetros, prácticamente cogido con "alfileres".
¿El motivo?:
A las tres de la madrugada de la noche del sábado al domingo me acostaba, tras llegar de un viaje, en autobús y en el día, a Madrid.
Que esto no se "vista" de queja ya que, las cosas que se hacen con cariño, afición y pasión no pueden nunca, ser motivo de excusa...y el homenaje a D.Victorino Martín merecía esa "paliza".
Cuando sonó el despertador, a las siete de la mañana tuve la sensación de que mi cabeza nunca había llegado a aposentarse en la almohada ni siquiera diez míseros minutos.
Respiro hondo, abro los ojos, y lo primero que hago es realizar un breve "testeo" de mi cuerpo moviéndome un poco en la cama para intentar detectar si hay alguna parte de mi cuerpo que no tenga algún tipo de molestia.
Esto, según las frases hechas populares, quiere decir que, aunque dolorido, sigo vivo...así pues, no es tan mala señal.
Tras poner pies a tierra, vestirme y despejarme un poco con agua fría y un café, bajo a la calle a esperar la llegada del compañero Miguel Angel que me va a hacer el favor de llevarme y traerme a la carrera, ¡qué gran persona que es!.
Sinceramente, temía que el cansancio acumulado me hiciera pasar algún mal trago si hubiera tenido que conducir.
En poco menos de una hora estamos ya, dirigiéndonos hacia la Plaza del Mercado de Balaguer ,también adornada en sus árboles y farolas con bolsas de basura amarillas simulando lazos en solidaridad esta vez , con los niños afectados de cáncer.
Cuánto "buenísmo" tiene esta gente, la verdad (nueva ironía).
Recogemos dorsal y bolsa del corredor (muy nutrida por cierto) y tras tomarnos un segundo café en un bar vamos a cambiarnos.
Ha salido un día radiante, fresco a la sombra pero sensacional cuando uno se queda quieto en el sol como los lagartos, nada comparable al intenso frío y niebla que nos acompañó en la pasada edición.
Vamos ya a la Plaza para situarnos en la línea de salida.
Hay que estar atento a los primeros metros de la prueba puesto que se mezclan corredores de tres distancias (5, 10 y media maratón) y la salida comienza con un embudo por varias calles estrechas.
A las 10:30 de la mañana comenzamos.
Como decía, durante estos primeros metros hay que ir con "mil ojos" para intentar no tropezar con muchos corredores a los que parece les va la vida en esto, cruzándose delante de uno de manera inmisericorde cada pocos metros.
He salido, para variar, con demasiada "alegría" y esto se traduce al tiempo marcado al paso por el primer kilómetro que lo "pico" en 3'57".
Tras callejear los dos primeros kilómetros por las calles de Balaguer, salimos hacia la carretera en dirección a Gerb..
Ahí llega ya, el primer repecho de la carrera...primero de varios que nos vamos a ir encontrando a lo largo de todo el circuito y que van a hacer romper constantemente el ritmo.
En este trayecto nos vamos cruzando, primero, a los corredores que están haciendo la prueba de cinco kilómetros y un poco más adelante (en mi caso a la altura de una rotonda) a la cabeza de carrera del 10K.
Entramos a la localidad de Gerb y llega el kilómetro cinco de carrera....lo paso en 20'59".
A los pocos metros se sitúa el primer avituallamiento, cojo agua, bebo dos sorbos y a seguir.

Ahora es un tramo en bajada el que ayuda a soltar piernas y brazos y encarar los siguientes seis kilómetros que, aunque levemente, no dejan de picar hacia arriba.
Me estoy manteniendo en tiempos intermedios entre 4'15" y 4'22" dependiendo de lo bien o mal que se "porta" la carretera y mis piernas.
Acercándome al "9" escucho, tras de mí, el "traqueteo" de muchas zapatillas....eso marca un grupo y
creo "adivinar" cual es.
Poco a poco me van absorbiendo y veo cómo pasa a mi lado el guía de la 1h30'.
Viendo con la facilidad pasmosa con la que me está adelantando, pienso que lo mejor va a ser dejarle ir para adelante y seguir a mi ritmo.
Pero hete aquí que por arte de birlibirloque, ese grupo...o mejor dicho, ese guía, baja un poco el ritmo para compensar algún kilómetro anterior más rápido, y me encuentro, de nuevo metido "dentro".
Veré hasta donde puedo aguantar.
Llegamos al kilómetro diez (42'41") , justo cuando empezamos a ver, a nuestra derecha, el pantano de San Lorenzo y en el carril contrario a los primeros corredores clasificados de la media maratón.
Unos metros más adelante, se encuentra el segundo avituallamiento y el arco y giro de 180º que nos va a devolver, en dirección contraria, de nuevo a Balaguer.
Ahora vienen unos primeros kilómetros en ligero descenso (obvio, sabiendo que lo anterior era en "ligero ascenso"), que nos van a ayudar a recuperar algunos segundos y, en mi caso particular, a saber si voy a ser capaz de aguantar mucho tiempo más en esa "grupeta".
Cada metro, cada kilómetro que pasa y aguanto ahí es una pequeña victoria personal porque,estoy sintiendo que a mis piernas y, sobretodo, a mi cabeza le queda muy poca gasolina de donde "tirar".
Me está ayudando, a nivel mental, la distracción que supone el ir cruzándonos con el resto de corredores, muchos de ellos conocidos, con los que se comparten ánimos.
Kilómetro 15 de carrera, lo paso en 1h 03' 50".
Cálculo rápido en la cabeza y veo que, si quiero bajar de los 90' me va a ir muy justo y el terreno que viene por delante no va a ayudar lo más mínimo.
Nos acercamos a la primera subida exigente que nos vamos a encontrar de aquí hasta el kilómetro 20.
Oigo al guía que dice que aguantemos allí, que luego viene una pequeña bajada para recuperar, pero,  siento enseguida que no voy a poder mantenerme dentro del grupo y decido "abrirme" hacia el centro de la calzada y poner un ritmo que me resulte más cómodo.
Tras esa ligera bajada, llega otra subida que nos va a llevar, de nuevo, a Gerb y al siguiente avituallamiento.
Se me está haciendo muy duro todo este tramo y alcanzar el kilómetro diecisete (1h 12' 28").
Salgo del pueblo y "respiro" un poco al afrontar un terreno llano, aunque sé que, esto sólo va a ser un leve "espejismo".
Kilómetro a kilómetro voy mirando el reloj y "procesando" en la cabeza los segundos que me "faltan" o me "sobran" para intentar bajar de la hora y treinta, y si no pasa nada raro, creo que van a ser muy poquitos...aunque la incógnita es si serán por arriba o por abajo.
Llego al "19" y ahí va a llegar la última gran subida antes de los últimos mil metros hacia meta, esa que llega hasta la base de la Ermita del Santo Cristo y que me está costando superar una barbaridad.
Sufriendo mucho y con dolor en las piernas "corono" por fin esa tachuela.
Suena por vigésima vez mi reloj marcando un tiempo total de1h 25' 42".
Soy consciente de que, a no ser que se produzca un "milagro" en mi cuerpo, se me van a escapar los sub "90" por muy poquito.
En el descenso posterior, intento alargar mi zancada lo máximo que puedo y mis piernas me permiten, para afrontar esos últimos 1100 metros.
Una vez concluida la bajada, nos indican el desvío hacia el interior del casco antiguo de la ciudad.
Empieza el callejeo y los giros a derecha e izquierda que nos van a conducir, de nuevo, hasta la Plaza del Mercado donde está situada la línea de meta.
He mirado el reloj un par de veces antes y ya me he dado cuenta de que no va a ser posible.
Echo lo poquito que me queda dentro y cruzo la meta de mi 122ª media maratón en el puesto 107º de la general con un tiempo de 1h 30' 19", a una media de 4'17"/kilómetro.
Se ha escapado por sólo veinte segundos.
No puedo permitirme estar "cabreado" conmigo mismo porque, a pesar del cansancio y la falta de horas de sueño, he conseguido sacar "petróleo" de este cuerpo.
Ahora toca descansar, recuperar y pensar cual será la siguiente.
Mientras quede un ápice de ilusión y de fuerzas seguiré pasito a pasito.

"Lo que se hace rápido no dura....las cosas grandes se han hecho despacio" (José Antonio Morante "de la Puebla")








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